Huellas
ancestrales.
Casi todos hemos vivido la fascinación producida por los
cuentos de hadas, los viejos mitos y las leyendas ancestrales. La mayoría de
estas historias comparten una misma estructura: una intrépida persona sale de
casa en busca de aventura o escapando de alguien malvado. Se enfrenta a
peligrosos adversarios, desafiantes pruebas y finalmente, encuentra a uno o
varios personajes que le colaboran para lograr el cometido y regresar a casa
como héroe.
Esta estructura también la encontramos en los cuentos
tradicionales, en la literatura actual y en los guiones de muchas películas. Es
un esquema universal y muy antiguo. El concepto de mito hace referencia a una
historia verdadera, sucedida en un tiempo primordial que hace referencia a una
creación, en el sentido de la primera vez en que algo sucede o acontece. La
riqueza y profundidad de los símbolos contenidos en los mitos tienen un poder
generatriz.
Vivir
nuestro mito.
Desde su aparición, la especie humana se ha alternado
entre dos polos opuestos. Tenemos las mismas dudas que tuvieron nuestros
antepasados, sin ninguna respuesta más original que la de ellos. Vivir nuestro mito nos pone en contacto con nuestros
propios símbolos, transformando nuestra conciencia. Cuando la victima sale de
casa, enfrenta sus enemigos, confronta su propio miedo y regresa, se pone en contacto
con la propia maestría, para crear conscientemente su propia existencia más
allá de las circunstancias.
Tiempos actuales…
La cosa es que los tiempos han cambiado, el tiempo es muy
rápido. Antes, todos creían la historia que contaba el héroe y hacían de él una
leyenda, pero en un tiempo donde los héroes escasean y la confianza ha sido tan
lastimada, la Vida se asegura de que no haya dudas y usa los recursos actuales.
Todas las épocas nos han mostrado historias en las que personas sencillas se
convierten en héroes, el asunto es que en la antigüedad esas lecciones se
conservaban y valoraban por mucho tiempo.
El desafío que tenemos en la
actualidad es conservar este legado aunque hoy CNN o Telemundo me muestren docenas
de historias cada día. Para alcanzar la trascendencia todo ser humano debe
encontrar su guerrero. Quien logra hacer esta tarea conecta con el si mismo,
con su unicidad y con el destino que le llevará al cumplimiento de aquello para
lo que ha nacido.
El viaje…
No podemos controlar quién
nos trae al mundo. No podemos influir en la fluidez con que nos educan. No
podemos obligar a la cultura a volverse instantáneamente hospitalaria. Todos
hemos sido mu heridos…pero Si permanecemos sólo como sobrevivientes sin avanzar
hacia el florecimiento, nos limitamos y cortamos la energía hacia nosotras y
nuestro poder en el mundo a menos de la mitad. Una puede sentirse tan orgullosa
de ser sobreviviente que se convierte en un peligro para cualquier desarrollo
creativo posterior. El viaje
consiste principalmente en auto-conocerse utilizando el lenguaje del alma: los
símbolos, las imágenes, las metáforas, los sueños y los arquetipos.
El mago.
En el inicio, la alquímica travesía nos lleva a contactar
nuestras “sombras”, las partes rechazadas o no vistas de la psique. Este tiempo
de oscuridad es llamado nigredo. En una
segunda fase, la persona realiza la boda alquímica con el polo que le
complementa el sí mismo. Los hombres integran su parte femenina través del
“anima” y las mujeres la parte masculina a través del “animus”.
Esta etapa de
responsabilizarse de uno mismo y amarse en todas sus partes es llamada albedo. Finalmente,
el personaje que ha penetrado en las profundidades de su interior obtiene el
premio: una profunda conexión con la pasión, una sensibilidad especial hacia la
vida y un entusiasta expresión de su creatividad que muestra la mayor
potencialidad de cada ser. Esta fase es llamada rubedo.
Humildad.
Todos los héroes/guerreros
reconocen con humildad que su grandeza no proviene de ellos. Ninguna historia
muestra un personaje que haya logrado nada importante solo. En el peor de los
casos, la víctima se vence a si misma, ya que no se convertirá en héroe si no
vence un oponente, adversario o anti-héroe por quien tiene valor. Las etapas de este viaje pasan por limpiar nuestra
biografía: perdonar a nuestros padres, rescatar a nuestro niño interior,
entender cual es nuestro modelo masculino y femenino internos, rescatar
nuestras vidas pasadas.
Por eso la primera parada está en nuestro inconsciente
personal. Las siguientes son alumbrar y abrazar nuestra sombra, realizar un
matrimonio sagrado entre nuestra parte masculina y nuestra parte femenina, para
finalmente reconquistar nuestra esencia (que reside en el niño que fuimos) y
unirla a la sabiduría del Inconsciente Colectivo. De esta forma alcanzaremos
nuestra Totalidad, porque entraremos en contacto con nuestra Divina Presencia.
Los doce pasos del viaje del
guerrero.
- Mundo
ordinario - El
mundo normal del héroe antes de que la historia comience.
- El llamado de la aventura - Al héroe se le presenta un problema, desafío o aventura.
- Reticencia
del héroe o rechazo del llamado - El héroe rechaza el desafío o aventura,
principalmente por miedo al cambio.
- Encuentro
con el mentor o ayuda sobrenatural - El héroe encuentra un mentor que lo hace aceptar el llamado y lo informa y
entrena para su aventura o desafío.
- Cruce
del primer umbral - El
héroe abandona el mundo ordinario para entrar en el mundo especial o mágico.
- Pruebas,
aliados y enemigos - El
héroe se enfrenta a pruebas, encuentra aliados y confronta enemigos, de
forma que aprende las reglas del mundo especial.
- Acercamiento - El
héroe tiene éxitos durante las pruebas.
- Prueba
difícil o traumática - La
crisis más grande de la aventura, de vida o muerte.
- Recompensa - El héroe se ha enfrentado a la muerte, se sobrepone
a su miedo y ahora gana una recompensa.
- El
camino de vuelta - El
héroe debe volver al mundo ordinario.
- Resurrección
del héroe -
Otra prueba donde el héroe enfrenta la muerte y debe usar todo lo
aprendido.
- Regreso con el elixir - El héroe regresa a casa con el elixir y lo usa para ayudar a todos en el mundo ordinario.
Extracto de la charla del mes de septiembre en Thesaurus.
Por Karina Pereyra.