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El mes de marzo se enfocó en la energía del cambio y la transformación. Abril continuará el trabajo a través de la fuerza y el poder del fuego: el Sol, la Luna, Mercurio, Marte, Júpiter y Urano están en el signo de Aries, el cardinal de fuego. El elemento fuego tipifica la 'purificación' de las impurezas de la persona -o cosa- que entra en contacto con él.
En antiguas tradiciones como el Temazcal, se crean condiciones para que la persona sintonice con el calor del fuego, y pueda absorber su fuerza en una experiencia muy intensa y muy purificadora. Las tradiciones chamánicas relacionan a los antepasados con el fuego, ya que en la familia estos representan la fuerza de la vida.
Desde un punto de vista cristiano, cuando Juan bautizaba "con agua", Jesús bautizaría "en Espíritu Santo". El bautismo en agua "lava" solo el exterior, y es en el bautismo efectuado por Jesucristo, que la persona recibe el Espíritu Santo dentro de sí. La función del bautismo es de purificar, unir e identificar o relacionar a la persona bautizada con su Salvador, Jesucristo.
En primavera, los judíos encienden fogatas para conmemorar la época honrando una tradición que inició hace cientos de años cuando el Rabí Shimón bar Yojai reveló el principal trabajo sobre mística judía, el Zóhar, mediante una explosión de fuego, y es el día en el que murió.
A través de las llamas de fuego nos llega el murmullo de los ancestros para ayudarnos a desentrañar los misterios. Hace 3,500 años, el joven Abraham era el encargado de cuidar el negocio de idolatría de su padre en Mesopotamia y mirando al cielo llegó a la conclusión de que era ridículo creer que ídolos inanimados -hechos por el hombre- tenían control sobre tanta magnificencia.
Concluyó que debía haber un Creador que ordenaba todo. Desde la mirada de las Constelaciones Familiares, Abraham pasó a ser la “oveja negra”, ya que su consciencia traicionaba la ley de su clan. El mundo de su época pensaba diferente de Dios.
La experiencia de Abraham se expresa a través de una metáfora que revela el significado más profundo del fuego. Abraham reconociendo a Dios es comparado a un viajero que ve una mansión devorada por las llamas y concluye que la mansión debe tener un dueño. Luego, el dueño de la casa ve al viajero y se presenta a sí mismo.
Una mansión en llamas es una señal de negligencia más que de propiedad, por lo que es difícil comprender qué fue lo que Abraham (el viajero) contempló, que revelaba la existencia de un Amo. La lengua hebrea -el lenguaje de la creación según la tradición judía- nos aporta la clave.
Toda realidad física comunica un mensaje espiritual sobre la existencia. La palabra hebrea para ‘cosa’ -genérico para los objetos físicos- es ‘dabar’ que deriva de la raíz hebrea ‘dibur’, que significa ‘hablar’. Asi se significa que toda “cosa” (dabar) “habla” (dibur) - un mensaje hablado. Todo objeto o fenómeno físico, además de su realidad física, nos comunica un mensaje espiritual sobre la existencia.
Por ejemplo, una rosa, en un nivel superficial, tiene una fragancia y una forma placentera. Pero la rosa también comunica un mensaje más profundo: una complejidad y una simetría que denotan un diseño inteligente y un Diseñador. El mensaje externo es claro. Sin embargo, el mensaje profundo de un objeto puede ser difícil de captar, y a veces uno necesita desarrollar una sensibilidad antes de poder entender el dibur (el mensaje) que yace escondido en el dabar (cosa).
El fuego es un fenómeno único que tiene el poder de transformar todo lo que se pone en contacto con él, en fuego. La liberación de la energía latente en el objeto, en forma de llamas, origina un fuego más poderoso. El fuego revela que dentro de todo, además de la función práctica de un dabar (un objeto) se esconde una energía que una vez liberada, revela una luz que no era visible cuando solamente se miraba la función práctica de la cosa.
La energía es la metáfora para el dibur (mensaje) que hay en cada cosa del mundo. Abraham vio la mansión -el mundo- en llamas y recibió el mensaje de que algo tan asombroso no podía haber llegado a la existencia por sí mismo.
El principio del trabajo con las Constelaciones Familiares es el orden. Según Hellinger, su creador, sin orden el amor no puede ser manifestado. Para él, todas las desgracias, infortunios, tragedias y enfermedades tienen su origen en el desorden que sigue a una situación o persona que el sistema no ha podido mirar.
Hoy día, la física muestra mediante las leyes de la entropía que sin supervisión, las cosas en la naturaleza tienden al desorden, en dirección hacia el caos. Abraham se dio cuenta que todo en el mundo expresa un significado profundo escondido en la apariencia de la materia, un diseño inteligente y un Diseñador que continua guiando su creación.
Cuando Abraham vio la mansión en llamas no vio el fuego de destrucción, sino la energía escondida que obedece a su Creador. Desde la mirada sistémica, pasó de una “mirada ciega”, a una “mirada que ve”. La ley de atracción nos dice que donde esta nuestra mirada está nuestra atención y donde ponemos nuestra atención se origina nuestra realidad.
El fuego representa la energía espiritual, y sus llamas murmuran mensajes sobre nuestro Creador. No por casualidad el fuego es el protagonista de poderosos rituales sagrados. Hoy día, las Constelaciones Familiares nos recuerdan el camino que antes transitaron los místicos antiguos: la realidad que perciben nuestros sentidos está contaminada por las creencias y paradigmas de nuestro grupo, por lo que si queremos despertar de este sueño, debemos mirar los fenómenos y abrirnos al Espíritu para que nos muestre lo que aún no hemos podido ver.
Abril podría marcar la culminación de muchos años de trabajo duro. Ninguna decisión o acción apresurada será productiva durante este tiempo. La obediencia es la clave para ver los beneficios que finalmente se van a manifestar en el resto del año.
Este mes, nos invita a Volver a lo básico, reforzar los cimientos, dejar que lo nuevo crezca, mantenernos arraigados al orden, dejar morir lo innecesario y creer que le esencial resucitará.
La energía de fuego nos consumirá. Esto bien podría crear una sensación de ser jalados en dos direcciones diferentes. Algunos se dejarán consumir por el fuego que destruye. Otros se consumirían en el fuego que purifica y revela lo que “en realidad es”.
La Luna Llena del 17/18 de abril y la semana santa del 17 al 24 aumentarán la potencia de energía de abril. El efecto puede ser intenso y el regalo es la posibilidad de pasar los próximos meses sintiéndonos limpios, despejados y abiertos, favoreciendo la capacidad de escuchar los mensajes de las “cosas”.
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