viernes, 10 de enero de 2014

¿Tú qué harías?


A veces, ante ciertas situaciones pensamos que actuaríamos de una manera o de otra, pero esta historia es una lección de profunda reflexión acerca de nuestras “decisiones”.

Asesino y monje meditando.

En las Antiguas Escrituras indias hay una historia: un asesino que perseguía a un "hombre llegó a un cruce de caminos en el que estaba sentado un monje meditando. Había golpeado ya mucho a ese hombre, pero se le había escapado. En el cruce de caminos se sintió confuso y preguntó al monje, que meditaba bajo un árbol:

-"¿Has visto pasar por aquí a un hombre que sangraba? Si es así, ¿en qué dirección ha ido?".

¿Qué debería hacer este monje? Si dice la verdad, que el hombre ha ido hacia el norte, será cómplice del asesinato. Si dice que no ha ido hacia el Norte, que ha ido al Sur, estará diciendo una mentira. ¿Qué debería hacer? ¿Debería decir la verdad y permitir el asesinato o debería convertirse en un mentiroso y detenerlo? ¿Qué debería hacer? Ha habido muchas respuestas. Yo no tengo ninguna.

Los jainas dicen que se puede elegir la mentira, en este caso, porque la violencia es un pecado mayor. Tienen su propia valoración: la violencia es más pecado que la falsedad. Pero los hindúes dicen: No, la falsedad es lo primero, así que recomiendan que diga la verdad; tiene que decir la verdad y permitir que las cosas sucedan, sean las que sean.

Gandhi dijo -Gandhi tenía su propia respuesta a esto-: "No puedo elegir entre las dos, porque ambas son valores supremos, y no hay elección. Así que le diré la verdad y después me interpondré en su camino y le diré: 'Primero mátame a mí, y luego sigue a ese hombre'''.

Atrae, la respuesta de Gandhi atrae: parece ser mejor que la hindú y la jaina. Pero mira la situación entera: el hombre va a cometer un asesinato y Gandhi está forzándole a cometer dos. Así que, ¿y su karma?

¿Qué hacer entonces? No tengo respuesta. O mi respuesta es: no decidas de antemano, deja que llegue el momento y permite que él decida, porque, ¿quién sabe...?, puede que la víctima fuese un hombre merecedor del asesinato. ¿Quién sabe...?, puede que la víctima fuese un hombre peligroso, capaz de matar a mu¬cha gente en caso de salir vivo. ¿Quién sabe cuál será la situación?, porque nunca será la misma de nuevo, y no puedes conocer la situación de antemano.

No decidas.


Osho

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