“Quien no nace por segunda vez -dice Jesús- no conoce el Reino de los Cielos”.
Desde tiempos antiguos, el período de la navidad propicia la posibilidad de ese segundo nacimiento, en el que además de ser hijos de la tierra, somos hijos del cielo.
San Agustín decía: “No te hallé fuera, oh Señor, pues cometí el error de buscarte fuera cuando estabas dentro”.
La Navidad es más que una época. Es el estado de consciencia en el que comprendemos que toda la riqueza del cielo está en nosotros.
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