1.-Buscamos el
equilibrio personal, luego nos ocupamos de la salud de la pareja, y a
continuación nos entregaremos a la paternidad y a la maternidad consciente.
Cualquier cambio en el orden de estos factores, altera el producto final: los
hijos.
2.-Le
decimos a nuestro hijo que ha sido deseado y bienvenido, que fue concebido con
amor. Cada día le hacemos sentir que es visto por nosotros, que es importante
en nuestra vida.
3.-Amamos
a nuestro hijo tal como es. El niño no es una pantalla donde los padres y sus árboles
genealógicos proyectan sus vidas no vividas.
4.-Nuestro
hijo ocupa el territorio que le pertenece por derecho. Cada niño tiene su lugar
en el mundo. Sabemos que no invadiendo su territorio estamos apostando por su
felicidad.
5.-No
lo bautizamos con nuestros nombres, ni con los de ningún miembro de nuestros
árboles genealógicos. Y si lo hicimos, le facilitaremos cambiarlo por otro.
6.-Enriquecemos
su vida con estímulos que lo hagan desarrollarse armoniosamente. No
limitaremos sus ansias expansivas.
7.-Sabemos
que el juego es fundamental para su crecimiento, por eso le damos
prioridad a la creatividad en las actividades diarias.
8.-Dejaremos
que nos llame “papá” y “mamá“ hasta que él o ella lo decida.
9.-El
amor a nuestros hijos no estará sujeto a contratos, será un amor puro e
incondicional.
10.-Le
contaremos cuentos con la certeza de que a través de ellos todos crecemos.
11.-No
comparamos a nuestro hijo con nadie, evitamos la competencia entre
hermanos.
12.-Reconocemos sus
talentos. Sabemos la importancia que tiene en el niño la bendición de sus
padres a sus dones.
13.-Nos
alegramos de sus capacidades y de sus logros. Si nos supera, nos alegramos de
sus éxitos.
14.-Desde
muy pequeños, estamos dispuestos a reparar los errores que
cometamos con él.
15.-Nuestro
hijo es una creación común de nosotros como pareja, pero no por ello
tenemos que tener una misma visión. Resolvemos las diferencias educativas sin
discutir, tratando de encontrar un punto de equilibrio que beneficie al niño.
16.-Respetamos
los vínculos que haga nuestro hijo con personas ajenas a la familia, pues
sabemos que tiene derecho a formar su propia red social con la que
interactuar y crecer cada día.
17.-No
guardamos secretos familiares. Nos comunicamos con nuestro hijo en
consonancia a su nivel de comprensión y respondemos todas sus preguntas.
18.-Los
mensajes que transmitimos al niño, son siempre constructivos, positivos y
libres de juicios. De alguna forma sabemos que lo estamos
esculpiendo con nuestras palabras.
19.-Le
hacemos ver con nuestro ejemplo que el cuerpo es un templo sagrado que hay que
cuidar. Sabemos que somos responsables de su salud.
20.-
Tratamos de que nuestro hijo sea feliz, pero no podemos evitarle ciertas
tristezas. Cuando tiene pena, hacemos lo posible por ayudarle.
21.-Expresamos
amor a nuestro hijo, aunque sintamos que no hemos sido amados por nuestros
padres. Trataremos de no repetir las historias neuróticas de nuestros árboles,
para que las siguientes generaciones crezcan con un ADN más sano.
Tomado
de plano sin fin
Imagen Leilani
Techaira
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