Un pescador encontró entre sus redes una botella de
cobre con el tapón de plomo. Parecía muy antigua. Al abrirla salió de repente
un genio maravilloso que una vez liberado le dijo al pescador:
-Te concedo tres deseos por haberme sacado de mi
encierro. ¿Cuál es tu primer deseo?
-Me gustaría que me hicieras lo bastante inteligente y
claro como para hacer una elección perfecta de los otros dos deseos, dijo el
pescador.
-Hecho, replicó el genio, y ahora, ¿cuáles son tus
otros dos deseos?
El pescador reflexionó un momento y dijo:
-Muchas gracias, no tengo más deseos.
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