Pósese justo
frente a la persona que se quiere amar. Mírela a los ojos, sonría
delicadamente, no exagere. Haga lento el abrir y cerrar de ojos: baje
lentamente los párpados, súbalos de igual forma. Así durante todo el
procedimiento. Tome lentamente su cara y acérquela a la propia; inmediatamente
verá la fusión de labios. Con suavidad, abra la boca y mezcle las lenguas,
manteniendo las manos sobre la cara.
Luego de algunos
segundos sentirá una reacción química que liberará energía calórica, pero no se
precipite, prosiga con las instrucciones. Tranquilamente aparte las manos de la
cara del ser amado, deslizándolas suavemente por los hombros hacia abajo, hasta
llegar a la espalda. Abrazar fuerte. Continúe con los procedimientos
anteriores, verá que no experimentará ninguna dificultad para realizar estos
pasos al mismo tiempo.
Relaje las piernas
y los brazos, sosténgase de pie sobre la persona que se quiere amar, verá que
es el mejor soporte posible. Apague o disminuya la luz, el ambiente será más
tranquilo. Aproxímese a una cama, preferentemente hecha sólo de sábanas. No se
preocupe por las almohadas, sus propios torsos cumplirán esa función
perfectamente.
No se apresure,
póngase, despacio, en posición horizontal, guíe al amado a ponerse en la misma
posición, de manera que los dos queden acostados y de costado, mirándose una
vez más. No deje nunca de abrazar. En silencio, recuéstese sobre el torso ajeno
y déjese reposar un buen rato. La oscuridad le dará una sensación muy pacífica
de la realidad y limitando la visión y el oído, podrá disfrutar de los sentidos
que suelen dejarse relegados: el tacto, el olor, el gusto.
Mantenga el
abrazo, pero no se quede dormido, el sueño bien podrá experimentarse despierto.
Admirar todo lo que guste, deleitarse con las más inocentes excusas, detener el
tiempo mientras se ve a la persona amada hacer algo tan simple como hablar,
fruncir el ceño o jugar infantil y tiernamente con un peluche. Agregue dulzura
a gusto.
Añada sonrisas,
payasadas y bromas (las lágrimas no hacen mal si están medidas en proporción y
están bien batidas con amor), regalos insignificantes como un beso en un
momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más
que una joya.
Consejo: Las
caricias y besos extras a lo largo de todo el procedimiento producirá un mejor
efecto y mejor resultado. No olvide las miradas. Secreto: Esta receta es
especial para noches de lluvia; el sonido de las gotas rompiendo el silencio
conforma una atmósfera imperdible.
Julio Cortázar
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