Los ejercicios espirituales constituyen una clase
especial de prácticas, cuyo propósito es, principalmente, preparar el intelecto
y las emociones para las formas superiores de oración en que el alma está
esencialmente pasiva con respecto a la Realidad divina y, en segundo término
modificar el carácter por medio de esta exposición de sí a la Luz.
Hoy, puedes decir en voz baja el nombre de nuestra
protectora: Altagracia…Altagracia…Altagracia…hasta que sientas que tu corazón se
ha sintonizado con el mismo corazón de la Gran Madre.
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