Nadie puede hacerte feliz,
nadie puede hacerte infeliz. Más bien, estás siendo invitado constantemente a
ponerte en contacto con todo lo que has ignorado en ti mismo, a tocar lo que
nunca quisiste tocar, a explorar el inmenso campo de tu propia vitalidad.
Hacer a otros responsables de
cómo nos sentimos es el comienzo de todo tipo de violencia, tanto interna como
externa, de todos los conflictos entre las personas, y en última instancia, de
todas las guerras entre naciones.
Olvídate de los demás. Honra
lo que está vivo en ti en este momento. Aprende a abrazar tus propios
sentimientos como si fueran tus amados hijos, sin importar la intensidad con la
que reclamen tu atención.
Celebra la vida en tu soledad,
en la vitalidad de tu decepción, en la electricidad de tu tristeza. Arrodíllate
ante el poder de tu ira, honra la ardiente creatividad de tu miedo.
Desde este lugar de aceptación
profunda, no te vuelves ni débil ni pasivo. Todo lo contrario. Porque ahora
entras en el mundo desde un lugar de no violencia, y por lo tanto desde un
inmenso poder creativo, y estás abierto a la posibilidad de un escuchar
profundo, de un diálogo honesto, y un cambio inesperado.
Tú estás completo; nadie puede
darte esto, ni quitártelo.
No busques la felicidad; sé la
felicidad, reconócela como tu propia esencia.
Jeff Foster
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