-No te alejes
nunca más de veinte metros de la puerta de casa, le dijo la madre a su hijo de
seis años que jugaba con la pelota de plástico.
El niño respondió:
-Pero mamá, mis amiguitos juegan en la
plaza, y sus madres los dejan. ¿Qué puede pasarme en este pueblo de 200
habitantes donde todos se conocen como si fueran familia?
-Eres demasiado pequeño para ir solo
hasta la plaza del pueblo, y añadió: ¡Promete que nunca saldrás de esta calle
sin permiso!
Nadie le explicó que aunque su madre no
levante la prohibición, llega un día en el que puede ir sin peligro hasta la
plaza…Crecer supone romper límites y barreras. ¿Tiene sentido que con veinte
años continuara pidiendo permiso para salir de casa? ¿Que con treinta, ahora
pida permiso a su mujer cuando va a comprar al mercado de la plaza?
Muchos días se pregunta: “¿Cómo es
posible que mi mujer se parezca tanto a mi madre?
Tomado de Plano Creativo.
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