Hay una razón poderosa que puede empujarnos a iniciar la
tarea de restaurar el amor hacia nuestros padres: sólo logramos amarnos a
nosotros mismos cuando los amamos y honramos a ellos. En lo más profundo de
cada uno de nosotros, por muy graves que fueran las heridas, los hijos seguimos
siendo leales a nuestros padres e inevitablemente los tomamos como modelos y
los interiorizamos dentro nuestro. De algún modo, conectamos con una fuerza que
nos hace ser como ellos. Por eso, cuando somos capaces de amarlos, honrarlos,
dignificarlos y respetarlos, entonces podemos hacer lo mismo con nosotros y ser
libres. Es muy sencillo: nos encadena lo que rechazamos y sólo lo que amamos
nos hace libres.
Joan Garriga
Libro ¿Dónde están las monedas? Las claves del vínculo
logrado entre hijos y padres
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