Richard
Monvoisin: Tenemos un cerebro muy potente, capaz de imaginar novelas, de hacer
teorías maravillosas, de construir la ciencia… pero tanta imaginación debe
dirigirse bien! Si acabas creyendo que Supermán existe de verdad, quizás
decidas tirarte del tejado de tu casa con una capa de Carnaval…
¿Cómo?
Para
verificar cualquier creencia, empiece por deconstruirla: remóntese a sus
orígenes para localizar sus fuentes y aclare después su cui prodest (a quién
beneficia).
Si un
estudio dice que el tabaco rejuvenece, comprobar si lo paga la
tabaquera. Eso no invalidaría necesariamente sus conclusiones, pero si al
final resultara falso, explicaría a quién beneficia su falsedad…
Cuanto
más pagas por un placebo, más efectivo es. El dinero, el tiempo y el esfuerzo
que cuesta una terapia dudosa la refuerza.
Insisto
en que se debe verificar, experimentar, mostrar y difundir resultados,
pero no juzgar ni condenar a nadie: las falsas creencias son como muletas
irracionales para muchos humanos, por eso no hay que quitárselas de golpe, sino
demostrarles que pueden andar sin ellas… Si quieren.
En algo
hemos de creer.
A menudo
el propio terapeuta cree sinceramente en sí mismo… Si desafiáramos con
experimentos sencillos nuestras creencias económicas, políticas y personales,
cambiaríamos nuestras vidas.
Debe
usted de tener muchos ejemplos.
¿Por qué
compra determinadas marcas? ¿A quién vota? Teste sus creencias: apunte, mida,
compare y verá que muchas de sus creencias carecen de razones.
Extractos de una entrevista con Richard
Monvoisin en La Vanguardia
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