"No
hagas pequeños planes;
no tienen la magia de encender la sangre del hombre...
Haz grandes planes, apuntando alto en esperanza y sueños".
Daniel H. Burnham
Preguntarle a alguien
cuantos años va a vivir puede parecer una broma pesada, pero la realidad es que
la mayoría de la gente, de forma inconsciente, ya tiene marcada la edad -y la
forma- de su encuentro con la muerte. Cuando no se tiene una vida propia, la
longevidad se percibe como un problema, en lugar de ver en ella un regalo.
Nos atormentan reflexiones
del tipo:
¿Qué voy a hacer con tantos años?
¡Tendré que trabajar tanto tiempo!!
¿Dependeré de otros?
¿Qué voy a hacer con mi vida?
Frecuentemente he visto en
consulta, como los hijos sienten culpa de vivir más años que sus padres. En
otros casos, las personas han creado lealtades invisibles con fechas
importantes de su árbol genealógico. Así, la muerte puede honrar un
acontecimiento trágico, el nacimiento de un miembro relevante, o el destino
difícil de un excluido.
También he visto como una
pareja (aun divorciada), elige la misma causa, el mismo mes, o el mismo día (que
puede ser en meses y años diferentes) para morir. De ese modo, distinguen lo
que antes les unió.
Los temas preocupantes
relacionados a envejecer se pueden agrupar en: salud, apariencia y dependencia. Pearl
Buckez dijo: “El entusiasmo es el pan diario de la juventud. El escepticismo,
el vino diario de la vejez”. La
apatía, la indiferencia y la desconfianza, que caracterizan a las personas
escépticas, son los signos de un corazón cerrado.
El otro día, me llegó a
consulta una joven de 23 años con un cinismo ante la vida, que enfriaba el
alma. Sus dias eran todos iguales: ¡desabridos! Buckez
deja claro que el entusiasmo tiene que ver con el amor. Para mí, la juventud es
una metáfora de la etapa en que abrir el corazón al amor, es lo natural. Quien
se cierra al amor es un viejo, porque metafóricamente la vejez es la
preparación para morir.
Las noticias del mundo
médico dicen que muy pronto, se utilizarán bacterias amaestradas para
conducir pequeñísimas máquinas por el interior del cuerpo, y atacar tumores,
cauterizar heridas internas, y eliminar otras bacterias por nanotecnología. Por otra parte, los trabajos con células madre
-y la clonación- han mostrado que se puede sustituir órganos dañados, por
órganos sanos con el mismo ADN del paciente.
Estos avances aumentarán
nuestra longevidad promedio en una forma significativa. Podemos vivir el doble
de lo que vivieron –o vivirán- nuestros padres. La ciencia nos regala un largo
futuro. La pregunta es: ¿Qué vamos a hacer con más años de vida?
Todas las edades tienen su propio fruto, Sólo hace falta saberlos recoger, dice Radiguet. La plenitud, esa totalidad, integridad o calidad, solo llega con el tiempo. Los primeros cuarenta años, son el tiempo de purificación en que borramos todas las memorias de dolor, vivida por nuestros ancestros o por nosotros mismos.
Todas las edades tienen su propio fruto, Sólo hace falta saberlos recoger, dice Radiguet. La plenitud, esa totalidad, integridad o calidad, solo llega con el tiempo. Los primeros cuarenta años, son el tiempo de purificación en que borramos todas las memorias de dolor, vivida por nuestros ancestros o por nosotros mismos.
la mayoría vivimos la mitad de la
vida en el desierto al que Moisés llevó a los israelitas, para que maduraran
antes de llegar a la tierra prometida. Hasta que no rectifiquemos nuestras
memorias de esclavitud, no veremos la tierra de leche y miel. Estamos viviendo tiempos de agua. Para hombres y
mujeres, es un retorno a lo feminidad, la creatividad, y el amor.
La vida se mueve hacia
adelante y hacia más, ¡siempre! Si te preocupa llegar a cumplir muchos años,
posiblemente estás viviendo la vida de alguien más y no la tuya. Mido mi
conexión con la vida por mis momentos de asombro, plenitud y voluntad de
apuntar alto.
Hace tres años, mi padre
falleció. La vida me brindó la oportunidad de vivir con él su despedida. Vi
cómo se transformó en un ser receptivo, agradecido y amoroso. Sabiendo que su
diagnóstico era terminal, hizo todo lo que tenía que hacer. al mismo tiempo, fue
entregando su cuerpo y su voluntad sin apegos, consciente de lo que ocurría, y
compartiendo sus sabias reflexiones.
Por otro lado, he visto a
mi madre mejorar con los años. El tiempo que la vida le ha ofrecido, lo ha
usado para la reconciliación, el servicio y la grandeza. ¿Cómo creer que
envejecer es triste, malo o doloroso? Creo que las “perdidas” que vienen con
los años; belleza, vitalidad, bienestar, padres, pareja, amigos, trabajo, etc,
son elecciones inconscientes que usamos para despojarnos, de lo que nos separa
de estar “completos” en nosotros mismos.
Albert Schweitzer dijo:
“Los años arrugan la piel, pero renunciar a la pasión arruga el alma”. Isak
Dinensen no comenzó a escribir hasta que perdió todo lo que tenía: su
matrimonio con el barón sueco Bror Blixen, su salud (con la sífilis que le
contagio el esposo), su relación con el aventurero Dennys Finch Hatton, que se
estrelló en la avioneta que piloteaba, y la quiebra de su granja de café en
África, en la que había pasado sus últimos 20 años.
Cuando regresó a su
Dinamarca natal, lugar que ella creía perjudicial para su espíritu, ¡nació “Out
of África”!. Su biógrafa, Judith Turman, dice que todas sus pérdidas físicas se
transformaron en sus ganancias espirituales. Para los japoneses, la tercera
edad es “dorada”. Tienen una máxima que reza:” Sólo en medio de la actividad
desearás vivir cien años”.
Estoy convencida de que los
años son oportunidades, para aprender a encender el propio fuego. Agradezco la
oportunidad que me regala el día de hoy para lograrlo. ¿Y tú? ¿Ves los años
como pérdidas, o como ganancias?
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