lunes, 3 de junio de 2013

Sanar el insomnio, abrir paso para entrar en el lado femenino del día.


 

¿Qué es lo primero que podemos asociar con el insomnio?

El miedo. La desconfianza en el proceso de la vida…

Se puede pasar la noche en vela en un velatorio, nunca mejor dicho, o estudiando, o acunando a un bebé llorón, o mejor de fiesta… pero ¿qué pasa cuando queremos y debemos dormir y el sueño no llega?

Los problemas para conciliar el sueño pueden tener varias causas. Una muy común es el desequilibrio entre los egos. Recordemos que nuestra dimensión psíquica está formada por cuatro egos: el intelectual, el emocional, el libidinal y el material. Pasar de la vigilia al sueño es abandonarnos con confianza y ello es imposible con un flujo de pensamientos activo. Cuando el ego intelectual es el que lleva las riendas de nuestra vida, éste no puede soltarlas, tiene miedo a que salirse de la vía racional lo lleve a la cuneta.

¿Por qué a veces se duerme mejor fuera de casa?

En esos casos habría que analizar con que persona duermes en casa y que objetos te rodean en el dormitorio. Los ambientes tóxicos dificultan la conciliación del sueño. Hay muchas parejas que durante el día a penas se ven, ya no se aman y de pronto, llega la noche y sus cuerpos están obligados a permanecer a apenas un palmo de distancia.

¿Qué más causas?

Hay una falta de confianza en el polo femenino. Las personas que sufren insomnio realzan el pensamiento masculino. Un exceso de energía vital se concentra en el cerebro. “Yo soy mi mente, si la apago desaparezco”. También hay miedo a soñar, porque no queremos reconocer que “la sombra” también es parte de nosotros.

Son temores inconscientes…

Sí, pero aunque lo entendamos y lleguemos a admitirlo, la angustia que genera las noches sin dormir empeora la situación, pues suman más y más pensamientos de falta de control.

¿Y si tomamos un somnífero?

Pues seguiremos sumando problemas sobre problemas. Los somníferos están indicados en pacientes muy específicos. Crean adicción y, como las drogas, cada vez se necesita una dosis más alta para tener los mismos efectos.

Podemos preguntar a terapeutas creativos que remedios proponen:

Milton Erickson: A los que padecían de insomnio, les detectó cuales tareas o actividades les disgustaban, les ordenó que, si después de cierto tiempo de haberse acostado seguían despiertas, se levantaran a subir y bajar escaleras, a encerar los pisos y otras tareas para ellos desagradables. Asunto arreglado.

Gabriela Rodríguez: recomendó a una consultante con graves problemas de insomnio, a la que la madre le había deseado que no naciera, enterrarse en vida y nacer de nuevo. Es un acto psicomágico que simula el ritual de la muerte.

Alejandro Jodorowsky: “Por la noche, sobre todo en este momento en que mi actividad es intensa y me cuesta conciliar el sueño, practico un ejercicio que me gusta mucho. Me digo:

-A partir de ahora, dejo de pensar.

Me relajo y, al cabo de un momento, mi pensamiento se disuelve. Entonces añado:

-¿Y ahora? Ahora me entrego a la nada. No soy nada.

Me entrego a la nada un cierto tiempo, luego se me ocurre pensar:

-Estoy muy contento. Lo consigo…¡Basta! ¡Deja de estar contento” Si estás contento dejas de estar en la nada…De acuerdo, no estoy contento.

Entro en esta idea, pero termino diciéndome:

-¡No estés tampoco triste! ¡Abandónate a la situación! ¡Entra en la nada! ¡Acéptala!

Al cabo de unos segundos, duermo profundamente. Parece que uno se duerme en el momento en que acepta la nada porque el intelecto desaparece. Cuando anulas el intelecto, duermes: entras en el Universo.

No hay nada más vivo que un ser dormido. Completamente en el Universo, su intelecto se ve absorbido. Entrar en la nada sin dormirse sería maravilloso. Por desgracia, todavía no lo he conseguido.”

Ruediger Dahlke recomienda:

-Cerrar conscientemente el paso del lado masculino del día al lado femenino (la noche), con un ritual, por ejemplo, dando un paseo nocturno, una oración, Mandala, meditación…

-Cerrar el día como una vida (tomar en serio el sueño como un hermano menor de la muerte).

-Ocuparse del carácter efímero de las cosas y de la muerte.

-Cambiar del lado derecho al lado izquierdo del cerebro mediante la meditación, concentración en la respiración y mantras.

-Contar del 1 al 100 y luego al revés (ovejas, por ejemplo) hasta que el aburrimiento haga conciliar el sueño

-Intentar resolver un Koan o problema prácticamente irresoluble.

-Baños de pies ascendente o aplicaciones Kneipp (para dejar la cabeza sin sangre)

-Sexo satisfactorio y agotador antes de dormir.

- Pasar revista del día.

Según este autor, para dormir bien, hay que emplearse en reconciliar el lado oscuro del día y de la realidad, aceptar las cosas pendientes, desprenderse del perfeccionismo y despertar la vida de nuestra propia alma.

¿Alguna cosa más?

Apunta Jomán Romero que el que sufre de insomnio debe dejarse llevar por la vida, aceptando que no se puede controlar y dominar todo… Por otra parte, si se dice que el sueño es el hermano menor de la muerte (lo desconocido), si la tememos podemos encontrarnos con problemas de insomnio.


Tomado de Plano Creativo.

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