Todo este
fascinante mundo cuántico abre una enorme y misteriosa puerta al mundo
espiritual. Somos como grandes antenas electromagnéticas. Dependiendo de
nuestra energía vamos a atraer a unas posibilidades o a otras, de las infinitas
que nos ofrece el universo.
Y la pregunta es: ¿qué señal estás tú transmitiendo al universo? Porque puede depender de ella lo que
recibas. Siendo conscientes de esto tenemos la capacidad de cambiar nuestra
energía, para ello primero tenemos que cambiar el pensamiento, salir de
nuestra rutina, de nuestro tiempo y de nuestro cuerpo.
Imaginar
situaciones deseadas es una forma muy sencilla de hacerlo, ya que al imaginar
nuevas situaciones, como el cerebro no tiene ojos, no sabe si lo que pensamos,
soñamos o imaginamos, está pasando de verdad o no.
De esa forma nos adelantamos a lo que queremos, las
funciones celulares de la felicidad se ponen en marcha: serotonina, endorfinas,
dopamina… Y co-creamos con el universo. Puedes crear tu propio mundo. Si
el pensamiento que transmites sobre lo que quieres es bien claro y definido, lo
atraerás.
Podemos
relajarnos, confiar en la vida, co-crear con el universo y disfrutar de nuestra
existencia. Compartir e interactuar con las personas es lo que de verdad nos va
a hacer felices. Somos seres espirituales y además de necesitar cosas necesitamos nutrirnos de amor, compartir y
sentir paz y serenidad.
Extracto de: Cómo repercute la física
cuántica en nuestras vidas
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