El 22 de septiembre es el equinoccio de otoño en el hemisferio norte. En este tiempo, se abre una puerta que da paso a una abundante cantidad de energía. Esta poderosa ventana de tiempo nos permite percibir más sobre nosotros mismos y la realidad que vivimos. Así, se nos facilita la conexión con el espíritu y con fuerzas invisibles benevolentes que nos aclaran el rumbo.
Los niveles de ayuda se expanden para limpiar
lo viejo y capear los obstáculos que nos impiden recibir. Al mismo tiempo, la
entrada en estos portales de energía remueve tan profundamente las emociones,
que sentir fuertes sacudidas es muy usual; algunos dias nos podemos sentir en
la cima del mundo, y otros podemos contactar la desesperación de no conocer
cuál es el siguiente paso.
Los dias previos, podemos padecer síntomas
físicos inexplicables e incómodos, como dolores de cabeza, malestares
estomacales o taquicardias. Otra manera de procesar la energía que se recibe es
el cansancio. Estos síntomas son temporales, y se deben al aumento gradual
masivo de energías que experimentamos desde el 2012.
Con cada entrada de energía el impulso es
cada vez más intenso, ofreciéndonos grandes oportunidades de crecimiento
espiritual nunca antes vistos. En los últimos tiempos, ha habido una evacuación
masiva en la que mucha gente ha desencarnado. Vivir estos tiempos significa que
hemos atravesado un sendero ventoso, y con frecuencia difícil.
Es necesario darnos reconocimiento y honra a
nosotros mismos. ¡Hemos caminado mucho para llegar a este punto!
Sentir gratitud por el que somos, por habernos mantenido en el camino
espiritual a través de todas las dudas y obstáculos. Estar vivos significa que
has logrado sostenerte en el flujo inestable que hemos probado. Hacer esto,
implica una maestría que requiere dedicación, cuidados y perseverancia. Nos
hemos atendido a nosotros mismos, o hemos buscado la ayuda que necesitábamos
para estar bien.
Los portales que hemos experimentado nos han
llevado a incluir al espíritu en nuestras vidas cotidianas. Nos muestran que no
es posible seguir viviendo desde el ego, sino que debemos vivir desde el
corazón. La experiencia se facilita cuando participamos en los procesos
espirituales, diseñados para elevar la frecuencia; meditar, orar, contemplar,
visualizar, y hacer practica de silencio, entre otras actividades.
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