Detrás de cada aborto hay un conflicto maternal o
paternal. Analizar los embarazos que no lograron sostenerse en nuestro árbol
nos proporciona información importante sobre la pareja de los padres, y sus respectivos
linajes.
Cuando el cuerpo rechaza al feto, es porque lo suele llevar como
una carga o algo que le amenaza, del mismo modo que respondería a un tumor. Lo
expulsa en los primeros meses de gestación en forma de aborto, o lo retiene y
hace que se lo extirpen por cirugía (cesárea).
Al principio de la gestación, el feto tiene forma de oreja que
escucha todos los mensajes de su clan. Como receptor de los mensajes
inconscientes de la madre, si ésta lo rechaza con pensamientos del tipo “me da
miedo ser madre”, “no quiero ser responsable de ti”, “me asusta que salgas
deforme”, “temo que mis padres sean abuelos y se mueran”, por amor ciego él se
va.
Ya sea voluntario o involuntario, el aborto es una pérdida y sus
efectos psicológicos son semejantes a los que se viven por la muerte de un ser
querido. En Psicogenealogía, como en las Constelaciones Familiares, los
abortos, los hijos nacidos muertos y los niños que fallecen de manera temprana,
son contados como un hijo más, y no darles el lugar que les corresponde trae
graves consecuencias a los hijos vivos.
Desde el Espíritu ninguna vida está vacía de sentido…