miércoles, 20 de agosto de 2014

Cultivando el arte de la paciencia.


 
Un hombre estaba encarcelado de por vida en lo alto de una torre. Como no aceptaba esta separación, su mujer tomó la decisión de ayudarle a escapar. Cogió un escarabajo y tras haber atado con delicadeza un hilo de seda extremadamente delgado al insecto, untó sus antenas con una gota de miel. Lo depositó al pie de la torre, con las antenas dirigidas hacia lo alto. El insecto, en su afán de alcanzar la miel, trepó tanto que llegó a la ventana del prisionero. Éste, tras haber dejado libre al escarabajo, tiró el hilo de seda. En su extremo había atado otro hilo algo más grueso. Seguía a este un hilo bramante, tras él una cuerdecilla y finalmente a la cuerdecilla una sólida cuerda que el hombre fijó en el interior de su celda y utilizó para descender de la torre y huir con su mujer.

¿Qué otra lectura podemos hacer de este cuento?

Alejandro Jodorowsky: Que ciertos conocimientos se adquieren a pequeñas dosis. La imagen de la presa en la que uno hace un agujerito es una buena metáfora. Al comienzo el agua simplemente gotea, luego se convierte en un hilillo de agua. Acto seguido, se transforma en un arroyuelo y, por último, el embalse se queda sin agua.

A veces, es preciso comprometerse en una acción o en un trabajo paso a paso, con paciencia y sin afligirse por la falta de resultados inmediatos. ¡Paciencia! Una paciencia infinita ante tus amigos, ante la realidad.

Psico-proverbio de Alejandro Jodorowsky

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