lunes, 31 de octubre de 2011

Somos nuestros propios padres.

El adiós a Dios.


¿Acaso somos capaces de despedirnos de Dios? ¿Tenemos permiso para eso? ¿Qué queda de nosotros, si lo hacemos? Por cierto, ¡cuántas generaciones le han rezado con fervor! ¡Cuántas lo han temido! ¡Cuántas le han sacrificado sus vidas! ¡Cuántas han querido pacificarlo y despertar su merced! Cuántos himnos devotos le han cantado, que aun ahora nos llegan al corazón. Cuántos domos suntuosos han edificado por él, donde se reunían y donde lo alababan.

Si nos despedimos de él, ¿dónde acabaremos? ¿En qué soledad, en qué vacío? Por cierto, es un despedir de imágenes, que son humanas y nada más que humanas. Es un despedir de imágenes que se originan en nuestra infancia. Incluso los sentimientos nobles despertados en nosotros por estas imágenes, que nos elevan y nos llevan a la dedicación y al respeto, son miedos de niño y deseos inocentes de niño. Nos hacen infantiles y nos mantienen en el estado de niños, vulnerables, temerosos, abandonados, amenazados. Son sentimientos de temor y temblor.

¿Cuándo y cómo experimentamos estos sentimientos de la manera más profunda, increíblemente angustiadora? Pues, cuando nos imaginamos el despido de estas imágenes de Dios, un despido para siempre. Después, ¿qué queda de nosotros? Porque, si lo tememos a Dios, por lo menos lo tenemos. Sin él, ¿adónde nos perdemos, abandonados a nuestra suerte, solos y vacíos?

Nos abrimos al secreto contenido en nosotros, que en cada momento nos mantiene en la vida, tal como somos. Ese secreto permanece en un estado de entrega, sin juicio para orientarse, porque nos quiere tal como somos. ¿Acaso en nosotros hay algo que esté separado de él, y que nos aleja de él?

Percibimos este secreto como una fuerza creadora dentro de nosotros, en todo lo que nos permite estar, directamente movidos por él, sin impulso del exterior, desde nuestro interior, acompañándonos en cada instante de manera creativa, hacia un renuevo eterno, constante avanzar: en progresión.

¿Acaso, a la hora de abarcarnos en su movimiento, tolera esta fuerza las imágenes que nos enseñan el temor? ¿No es ella, en cada momento, nuestra mayor experiencia posible del amor? ¿Y no es la dedicación a ella la verdadera y más profunda experiencia de vida?

Y sin embargo, incluso lo que he tentado describir y señalar aquí es una imagen humana. ¿Qué apoyo nos queda pues, al que nos podamos sujetar? Nada. Sólo la pura noche y el vacío.

La fuerza está, y no está. Nos atrae, sin que la podamos alcanzar. En ella resucitamos de entre los muertos, en permanencia, vacíos, purificados hasta lo último, sin nombre, sin movimientos infinitamente quietos, respetuosamente quietos, luz de una luz, reflejados, imagen de su imagen, transparentes, eco creador, puro sin límite, infinitamente uno.

Bert Hellinger, 2011

jueves, 27 de octubre de 2011

El espíritu sopla donde quiere.


¿Qué lleva el mundo adelante en lo más profundo? ¿Qué dirige sus movimientos decisivos? ¿Y hacía dónde conducen? Podemos observar que en muchos lugares a la vez y llevado por muchas personas, hay actualmente en marcha un movimiento que empieza a superar las diferencias entre tradiciones y religiones diferentes a un nivel superior.

Diferentes personas repartidas en diferentes lugares del mundo muestran por el modo en que piensan y aman que van con un movimiento espiritual que conecta y reúne las diferentes maneras de ver, de ver el mundo y a la gente. Se viven abarcadas por este movimiento y lo siguen con amor.

¿Qué significa eso para nosotros? En primer lugar, que no es necesario que nos preocupemos por nuestro mundo ni por la gente. Actúan aquí otras fuerzas, fuerzas espirituales, de otra consciencia. Calladamente y sin llamar la atención ponen algo en movimiento hacía otro futuro sin que los individuos tocados por esa consciencia tuvieran otra opción que obedecerle a ella y a los conocimientos que regala a cada individuo.

La impresión exterior de este mundo parece contradecir estas observaciones. Por ejemplo los temores que muchos relacionan con el futuro. Este miedo es el que divide, y los malos pensamientos que lo acompañan. Pero al lado ya ha empezado efectivamente otra cosa.

En segundo lugar nos dice que ya nos conectamos internamente con estos movimientos y nos dejamos abarcar por ellos. Todos esos movimientos van en la misma dirección. Toman en serio que todos son iguales ante algo Más Grande, conducidos y amados por igual por ello, con un futuro común, en este mundo y más allá de él.

¿Qué actúa en esos movimientos? Un movimiento de amor: ¿Qué amor? El amor del espíritu. Sopla con amor donde quiere y como quiere. Ese amor vendrá.

Pensamientos de realización,
Bert Hellinger.

La grandeza de un hombre llamado Yehudi Menuhin.


A Ti, a Quien no conozco ni puedo conocer, ni en mi interior ni fuera de mí, y a Quien estoy unido por el amor, el temor y la fe. Al Único en todas sus representaciones dirijo esta oración:

Guíame hacia lo mejor de mí mismo, ayúdame a convertirme en alguien en quién confíen los seres vivientes, criaturas y plantas, así como el aire, el agua, la tierra y la luz que los sustentan; mantenme como alguien que respeta el misterio y el carácter de cada variedad de vida en toda su unicidad y solidez, ambas esenciales para la supervivencia de cualquier vida.

Ayúdame a preservar mi capacidad para maravillarme, extasiarme y descubrir; permite despertar en mí el sentido de la belleza en cualquier lugar, y a contribuir con y para otros y para conmigo mismo en el conjunto de la belleza que observamos, oímos, olemos, probamos o tocamos o que de algún modo concebimos a través de la mente y el espíritu; ayúdame a no perder nunca el vivificante ejercicio de proteger a todo aquél que respire, pase hambre, tenga sed; a todo aquél que sufra.

Ayúdame a permanecer acorde con los valores relativos, a equilibrar pacientemente el paso del tiempo con la rica cosecha de fidelidades, experiencia, éxito, ayuda e inspiración.

Ayúdame a ser un buen guardián del cuerpo que Tú me has dado. Que esta vida confiada atemporal resguardo, vuelva al círculo terrenal en la mejor condición posible para que la vida continúe. Así pues, Tu deseo se hará.

Que aquellos que me sobrevivan no lloren mi muerte sino que continúen siendo igual de serviciales, amables y sabios con los demás, igual que fueron conmigo. Aunque me encantaría vivir muchos años disfrutando de los frutos de mi afortunada y rica vida, con mi preciada mujer, familia, música, amigos, literatura y numerosos proyectos, en este mundo de culturas y gentes tan diversas he recibido ya la bendición, afecto y protección suficiente para satisfacer miles de vidas.

Y finalmente, mientras Te suplico que me protejas de la ira y la condena, la mía de los demás y la de los demás de mí, ilumínalos a ellos y a mí y ayúdanos a perdonarnos el uno al otro.

También con aquellos enemigos que posiblemente tenga, ayúdame a distinguir entre los reconciliables y los irreconciliables, dame ánimos para buscar por todos los medios el entendimiento con los primeros, y hacer a los segundos ineficaces y a aprender de los dos.

Dame la inspiración que has dado a la humanidad y anímame a reverenciar y a seguir estos ejemplos vivos que consagran tu espíritu. El espíritu que hay en el interior y fuera de cada uno de nosotros. El espíritu de Aquél y de Aquellos la iluminación de Cristo, de Buda, de Lao-Tsu y de los profetas, sabios, filósofos, poetas, escritores, pintores, escultores, todos los creadores y artistas, y toda la gente desinteresada, los santos y las madres, conocidos y desconocidos, los exaltados y los humildes hombres, mujeres, niños de todos los tiempos y lugares cuyo espíritu y ejemplo permanecen con nosotros y dentro de nosotros para siempre.

Este texto fue hallado entre los documentos de las últimas voluntades de Yehudi Menuhin.



Nueva York — 12 de marzo de 1999, Berlín). Violinista y director de orquesta de origen ruso (con ascendencia judía). Presidió el Consejo internacional de música en la Unesco (de 1969 a 1975) y fue un activo defensor de causas humanitarias. Su labor pedagógica incluye la creación de una escuela y una fundación por la que han pasado músicos como los violinistas Nigel Kennedy y Csaba Erdelyi, el viola Paul Coletti, el barítono Jorge Chaminé o Henri Demarquette. Creó un programa pedagógico llamado Proyecto M.U.S.E., cuya finalidad es la educación en valores a través de las Artes, mejorando el trato entre compañeros, disminuyendo la discriminación y propiciando la tolerancia.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El funcionamiento de la fuerza del dinero.


El dinero es fuerza. Tiene su efecto. A él le precede algo, por ejemplo un esfuerzo, que ha aportado ingresos. Cuánto mayor el esfuerzo, tanto más fuerza tiene el dinero, siempre y cuando corresponda al esfuerzo.

Si la remuneración es menor al esfuerzo, que con ella se paga, mantiene su valor, pero la fuerza es menor. Si la remuneración va más allá del esfuerzo, también pierde en fuerza. Eso se muestra en el hecho, de que se quiere ir. No quiere ni puede quedarse.

Lo mismo vale, si acumulamos el dinero sin siquiera haber hecho algo con él o haberlo gastado en una prestación recibida.

Cuando el dinero se independiza, es decir, se desliga de prestaciones, de servicios a la vida para nosotros o para otros, quedan de él números sin valor verdadero.

Vuelve a recuperar ese valor, si produce algo más que números, si produce una eficacia, que exige algo personal de aquél, quien  lo  hace. Es decir, si al tomarlo no se ocasiona daño a otros, sino que se usa y se da, para poder lograr algo, que pueda servirle a ellos y a otros.

Desde luego también aquí sólo, si ellos se esfuerzan por ello. Dinero prestado, que ocupa el lugar en vez de un esfuerzo, se pierde. Se pierde sin fuerza.

El dinero se mueve en el círculo de rendimiento y salario, de nuevo rendimiento y nuevo salario. En este círculo crecen ambos, el rendimiento y el salario.

A la inversa, sin rendimiento y sin el salario equitativo, o si el dinero es prestado o dado, sin tener en cuenta un rendimiento equivalente, comienza un círculo semejante. Pero aquí de pérdida en pérdida, hasta que  el excedente desaparece.

El dinero se mantiene alejado del que lo desprecia. Sin dinero él se hace débil en lugar de fuerte y permanece pobre. El que por ser modesto, se arregla con poco dinero, a él se dirige. Le llega cuando lo necesita. Permanece como una fuerza.

El que aprecia el dinero, puede dejar que siga su curso. Lo mantiene en una correa larga como a un perro. Con tanto más gusto el dinero regresa a él, cuando lo necesita y cuando lo llama.

A veces el dinero se retira. Por ejemplo, cuando despreciamos algo que nos es ofrecido con amor, que nos han dado, especialmente el logro de nuestros padres.  Sólo si apreciamos sus logros, llega a nosotros y a ellos la paga, equivalente a este logro.
Eso también vale en general. Si respetamos el esfuerzo, que otros realizan para nosotros, muchas veces sin paga, proviene con este esfuerzo tanto para ellos como para nosotros un rendimiento. Ellos retribuyen ese respeto con más esfuerzo, sin reparar en ello. Sin nuestro respeto ya no habrá esfuerzo.

Todo dinero proviene y se mantiene en este mundo. En otro mundo, más allá del nuestro vale otra moneda. Sin embargo el dinero de aquí tiene un  efecto en ese otro mundo, si de buen modo tanto lo podemos tomar como dejar. Tiene permiso de quedarse, cuando nuestro tiempo acaba.

La pregunta es: ¿Para quién o para qué se queda? El que lo recibe después de nosotros ¿tiene la fuerza de quedárselo? ¿Se convierte en remuneración por un esfuerzo, que él tenga que rendir o se convierte en un peso, que aplasta en lugar de regalar algo?

De estas reflexiones ¿qué resulta como comprensión? El dinero se comporta como un mensajero, que nos es enviado de otro sitio. Él quiere que lo ganemos para lograr algo con ello y luego dejarlo a su debido tiempo.

Escuchamos el mensaje que este mensajero nos trae de otro lado, con cuidado ponemos atención, lo que exige de nosotros, sea lo que fuere, al servicio de su señor. Escoger no podemos ni debemos.

Manejamos a nuestro dinero de forma devota, como lo haríamos con una revelación divina. Con ella en sintonía, asentimos al dinero, sea lo que fuere que espere y exija de nosotros. En sintonía con esa revelación, nuestro trato con él se convierte en un servicio a Dios y en servicio a la vida…un servicio con amor.

Apuntes de un taller sobre el éxito con Bert Hellinger.

Una reflexión consteladora 20.

martes, 25 de octubre de 2011

El Credo de Buda.



-No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.
- No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.

- No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.

- No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.

- No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras, sólo porque ellas lo digan.

- No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.

- Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia. 

La fe no consiste en creer ciertas ideas (aunque pueden tenerla) sino es una orientación interior, en una actitud. Creer no es saber, sino suponer razonablemente 

La verdad es una experiencia, no una creencia. 

La experiencia no depende del objeto sino del sujeto.

lunes, 24 de octubre de 2011

La decisión del guerrero.


Un guerrero de la luz necesita al mismo tiempo paciencia y rapidez. Los dos mayores errores de la estrategia son: actuar antes de tiempo y dejar pasar la oportunidad. Para evitar esto, el guerrero trata cada situación como si fuese única, y no aplica fórmulas, recetas u opiniones ajenas.

Paulo Coelho
El Guerrero de la luz.

Mi amiga la muerte me guía.


Hace un tiempo leí en un libro de Osho (no recuerdo cual) que la vida solo cobra su valor cuando la muerte se convierte en una amiga. Luego, las constelaciones familiares me mostraron que la plenitud nos acompaña cuando reconocemos que una decisión es siempre sobre vida y muerte y permitimos que ese saber nos guíe en todas las elecciones que hacemos.

Cuando tengo confusión sobre algo, coloco a mi lado izquierdo la muerte. Para muchos este ejercicio puede parecer raro, sin embargo, los resultados han sido muy reconfortantes para mí. Los antiguos dicen que la muerte vela por nuestra vida, y a su lado no hay cabida para el miedo, ya que ella nos guía a través de toda la vida y, cuando llega nuestro tiempo, nos guía hacia el otro camino.

Bert Hellinger dice que cuando trabaja se deja guiar por la muerte, por la del cliente que busca su ayuda y por su propia muerte, de este modo puede entrar en sintonía con algo que de verdad cuenta.

En psicogenealogía, conocer las causas de muerte de nuestros ancestros nos permite descodificar valiosas informaciones sobre las circunstancias vitales de los mismos, descifrar el idioma secreto de lo no-dicho y conocernos a nosotros mismos. Por ejemplo, alguien que muere de una dolencia cardíaca puede mostrar un clan donde el amor no tiene permiso de ser mostrado. Conocer la causa y forma de muerte de los miembros de nuestro árbol es una llave  de transformación y sanación para nosotros.

Alejandro Jodorowsky dice que cuando le preguntan qué es lo que le preocupa, responde que nada, porque sabe que se va a morir. Sabiamente comparte que aunque su mente está dispuesta a morir, su cuerpo nunca lo estará y se resistirá hasta el último momento. Para él, lo que nos mata es el ego, por lo que necesitamos estar concientes que somos inmortales en el espíritu y mortales en el cuerpo. 

Las ciencias físicas demuestran que nada desaparece, todo cambia. Como somos materia y espíritu y estas leyes solo tienen su influencia en la materia, debemos saber que cuando asentimos a las transformaciones, somos inmortales. La muerte no pudo eliminar a Jesús, Buda, Gandhi, Madre Teresa, ni a muchos otros. 

La muerte y la transformación son inseparables como nos muestra el arcano sin nombre. Cada vez que sale esta carta, la persona esta pasando (o pasará) por un cambio importante e inevitable. La muerte es tan amorosa y generosa como la vida; de ahí que incluye a todos sin distinción. Del mismo modo, el Espíritu jamás escoge como si amara o ayudara a uno más que a otro. Está entregado y abierto a todos con el mismo amor.

Cuando no nos transformamos con la vida, nuestra amiga  la muerte nos hace el favor de mostrar la grandeza que no pudimos hacer evidente. Disminuye el dolor que generamos en los nuestros por no mostrar lo que en realidad somos, y el amor crece que estuvo oculto finalmente crece. La muerte verdadera es no transformarse.

Nunca he visto una esquela funeraria ni una lapida que informe a otros nuestras flaquezas. Ante la muerte todos somos mas de lo que fuimos…ella siempre gana, te transforma aunque se la pongas difícil. ¿Quién no quiere tener de amigo a alguien así? La muerte y la vida siempre van juntas. Quien respeta y ama a la una, también toma a la otra…definitivamente la muerte es mi amiga…

Karina Pereyra.
Psicoterapeuta.

domingo, 23 de octubre de 2011

En el centro como un sol.


Un personaje al que le gusta ocupar el centro del escenario dice:
-Muestro el factor central de la personalidad, en definitiva, “aquello que uno realmente es”
¿Puedes explicarlo mejor?
-Me gusta sostener… Eso es lo que hago en una palabra.
¿Cómo?
-Mostrando la alegría de vivir, la generosidad, la espiritualidad… Dicen de mí que represento la voluntad, la vitalidad, el poder personal…
Toda luz tiene su reverso ¿cuál es el tuyo?
-Cuando me excedo aparece el narcisismo, el exhibicionismo, el orgullo, el egoísmo… No soy algo exclusivo, todo ser humano tiene a su disposición esta energía para aprender a ser usada en la forma más bella y útil posible.
PD: El personaje de la historia es el Sol el que ocupa el centro del escenario en nuestro pequeño Sistema Solar. Por analogía todos tenemos algo de ese Sol, algo que deberíamos descubrir dentro de nosotros mismos.
Tomado de plano creativo.

El espíritu creativo se expresa fuera de los límites.


Escritores, poetas, artistas y místicos, llevan una vida marcada por él. Rodeados por atmósferas de otro mundo, poseídos por esta energía, ponen a funcionar su enorme sensibilidad y creatividad. No resulta extraño que sus vidas oníricas contengan importante señales visionarias, que sean canales de una sabiduría superior -que pertenece a la humanidad-

Un ejemplo -de energía neptuniana- fue Khalil Gibran: “La diferencia entre un profeta y un poeta es que el profeta vive aquello que enseña, y el poeta no. El poeta puede escribir maravillosamente sobre el amor, y no ser capaz de amar”

PD: Resulto tan indefinible que dicen de mí que soy como la niebla. La acción inconcreta, escondida, que actúa desde la sombra. Responsable, a causa de mi gran poder disgregador, de visiones y espejismos. También consigo que las personas sean capaces de elevarse por encima de sus pasiones egoístas evitando el sufrimiento que conllevan. Algunos me llaman Neptuno, pero llámame como quieras…

Tomado de plano creativo.

viernes, 21 de octubre de 2011

El arte sana.



De acuerdo con el poeta y terapeuta chileno Martín Bakero, el arte tiene una poderosa capacidad sanadora: “El arte no solamente cura, sino que abre nuevas realidades, nuevos caminos y permite que el sujeto saque su exceso en un objeto para que los demás también puedan compartirlo”.

Sintomarte es el nombre que Bakero da a los talleres que imparte regularmente para acompañar a otros a experimentar su técnica de sanación: “Todo puede curar, la amistad, el juego, pero lo que sucede en el arte es que tiene la particularidad de que es un poco el reverso de la adicción, pues permite sacar objetos desde dentro, permite vaciar el exceso que tenemos en nuestro interior, como pueden ser ideas, pensamientos, sentimientos, emociones”.

En este sentido, el arte tiene una función de regulación de nuestra vida interna: “Entonces, la creación artística permite que el sujeto pueda, en vez de apartarse de la realidad, crear un objeto que venga desde adentro y mostrarlo para que el mundo se identifique con él”. Bakero ve la creación artística como el reverso de la adicción, porque en la adicción el objeto se consume y desaparece dentro del sujeto, mientras la creación artística permite al sujeto hacer aparecer un objeto. “Por ello, más que hablar de arte terapia, yo hablo de la terapia como un arte, un arte del sujeto, del ser humano.

“El arte hace que la persona sea activa en relación a su deseo; por eso se llaman pacientes, porque están pasivos, el enfermo pierde un poco su calidad de sujeto. Lo interesante, en la actividad creativa, es que el paciente se hace responsable de su deseo. Por esa razón, señala Bakero, cuando trabaja con alguien habla de un impaciente en vez de paciente, porque son momentos en que el sujeto se vuelve activo en relación a su problema o a sus síntomas.

Para él, el terapeuta es terapoeta, porque está ayudando al paciente a encontrar la propia poesía de su ser”. En el enfermo, piensa que el síntoma refleja una verdad oculta en el paciente. “Entonces lo que hacemos, en lugar de seguir considerado al sujeto como un paciente enfermo que tiene que sacarse de encima sus síntomas, buscamos rescatar la verdad, el mensaje que trae ese síntoma y mostrarlo en un terreno simbólico, en un espacio creativo.

Bakero está convencido de que el arte tiene esa capacidad de sacar los objetos internos o trasformar los síntomas, en lo que lo llamo sintomartes, o poemas viviendo, porque en el fondo, la enfermedad es cuando se apaga la belleza en el ser humano. Entonces. para él la sanación es el trabajo de enfocarnos en cómo poder volver encender la belleza.

“La belleza está tanto en el macro como en el microcosmos, si un país está enfermo, el sujeto está enfermo y ¿porqué nos enfermamos?, porque perdemos la belleza, la fe en sentido amplio, en creer en que el universo está vibrando en un arte general, el universo es un gran artista”.

Sintomarte es el proceso de trasformar la enfermedad en un objeto de creación y hacernos artistas de nuestras propias fallas. En vez de sufrir por lo que no tenemos, pasamos a ser activos y a compartir con los demás lo que nos ha pasado o aun nos pasa.

Tomado de una entrevista hecha a Martín Bakero a propósito de un taller de sintomarte.

Opciones sin límites.

“Le pregunté a un alumno: “¿Cómo harías para ir de este cuarto a aquel otro?”
Me respondió: ”Primero hay que pararse, luego dar un paso hacia adelante…”
Lo detuve y le pedí: “Dime todas las formas posibles para ir de este cuarto al otro.”
Enumeró: “Se puede ir corriendo, caminando, saltando, a brincos, dando vueltas de carnero… Uno puede llegar hasta esa puerta, salir de la casa, entrar por la otra puerta y dirigirse a ese cuarto. O bien, si uno quiere, puede saltar por la ventana…”
Le dije: “Ibas a incluir todas las formas posibles, pero cometiste una omisión, una importante omisión. Normalmente yo empiezo por dar el siguiente ejemplo: ‘Si quiero pasar de este cuarto a aquel otro, salgo por la puerta, tomo un taxi hasta el aeropuerto, compro un pasaje a Chicago, Nueva York, Londres, Roma, Atenas, Hong Kong, Honolulú, San Francisco, Chicago, Dallas, Phoenix, vuelo en una limosina y entro por el patio de atrás, paso la puerta trasera, y de la habitación del fondo paso a ese otro cuarto.’ ¡ Y tú sólo pensaste en ir hacia adelante! No se te ocurrió ir hacia atrás, ¿no es cierto? Tampoco se te ocurrió gatear.”
Mi alumno agregó: “Ni deslizarme sobre mi estómago.”
¡Nos limitamos tan espantosamente en todo lo que pensamos!”
Milton Erickson “Mi voz irá contigo”

domingo, 16 de octubre de 2011

Todos somos hijos de la Tierra.



Hace más de cinco siglos, nuestros ancestros europeos llegaron a estas tierras de América con la creencia de que su cultura, idioma, religión y forma de vida era mejor que la encontrada en nuestros antepasados indígenas.

Los conquistadores no solo tomaban el territorio, junto a la gente que lo habitaba y las riquezas que tenían ambos, pero también tomaban sus almas para entregárselas al Dios de sus creencias. Durante más de quinientos años, nuestra Madre Tierra fue testigo de cómo nacía y crecía la modernidad, al tiempo que decrecía la conexión física y espiritual de sus hijos con ella por lucir primitiva y vieja.

Hoy día, cada vez más personas reconocen que las grandes enfermedades físicas y espirituales que nos afectan son la consecuencia de la ruptura en la relación con la madre, con la tierra. Esta tarde, en el cierre del workshop de Bert y Sophie Hellinger “En sintonía con la sabiduría de la tierra: conexiones profundas con nuestras raíces”, Sophie compartió que Tatacachora, el nahual que Carlos Castaneda nombra en sus libros como Don Juan dice: “Quien no es capaz de hablar con un árbol esta perdido”, solo pude sentir agradecimiento por todo lo que me ha sido brindado.

Muchas de las más grandes experiencias espirituales que he tenido, se remontan a un tiempo donde mi alma estaba muy confundida y triste. Una de ellas tuvo lugar en el parque mirador del sur en Santo Domingo, cuando en el marco de un curso de sanación el facilitador nos dio la instrucción de buscar un árbol y esperar a ver qué pasaba…Ese día escuche por primera vez la voz del hermano árbol, y lo vivido marcó mi relación con la vida…jamás ha sido igual desde aquel día…
En estos días en México he podido sentir las heridas de su gente en mi propio corazón, al tiempo que viejos dolores ancestrales salían a la luz para ser sanados. En un encuentro de actualización terapéutica que impartí en el D.F. una de las participantes me dijo que tenía deseos de irse pero con todo y cuerpo.


Su dolor tan profundo y ancestral trajo a mi memoria un caso en el que participé como co-terapeuta en una regresión, y una mujer dominicana muy depresiva casada con un hombre español mayor que ella que había intentado el suicidio en once ocasiones, revivió una experiencia de suicidio colectivo en la época de la colonia.

Fue entonces cuando supe que muchas indígenas de Quisqueya al ver como esclavizaban o mataban a sus hombres los conquistadores, y saber que la suerte que les esperaba era de humillación, violación y muerte en dosis pequeñas, aceleraban su destino tirándose a las aguas de los ríos junto a otras mujeres.

Esa noche al regresar al hotel, pasaban un documental sobre la conquista de México y supe que aquí también ocurrieron suicidios colectivos, solo que México era (y es) una tierra muy extensa, con geografía muy variada y tenía una gran cantidad de población nativa, por lo que a pesar de lo brutal de la conquista, aun conservan sangre indígena.

En cambio, en la Hispaniola los indígenas eran pocos, mansos, y no tuvieron lugar a donde escapar, por lo que la esclavitud se dio principalmente a través de la raza negra traída de África, quienes al igual que los indígena tenían una relación muy especial con madre Tierra.

Dicen los indios navajos que lo que es, es. Así que Hispanoamérica es el resultado de la modernidad y racionalidad europea, y de la intuitiva sensibilidad y conexión ancestral de indígenas y africanos. La sanación implica la reconciliación con nuestras raíces, el reconocimiento de nuestros orígenes y el rescate de la herencia no vista de nuestros antepasados.

Un chamán me dijo: “cada uno de nosotros debe sentirse agradecido de ser quien es y quiere ser, y asumir sus desafíos y obstáculos como se asumen y aceptan las salidas y puestas de sol, solo entonces se experimentará a sí mismo como hijo de la Tierra”.

El reconocimiento de esta realidad nos hace a todos iguales en valor sin fronteras de idiomas, credos, razas, nacionalidades, culturas, nivel social o académico. Todos esenciales. Iguales y a la vez diferentes, pues como dijo un nahual: ¿Que ola es más importante en el océano? ¿La grande o la pequeña? Para el mar todas sus olas son iguales y todas pertenecen. Y es que sin la ola el mar no existe”.

Karina Pereyra.
Ciudad México.

sábado, 15 de octubre de 2011

La justicia es hija de la muerte.


La palabra “Justo” significa bien orientado, que tiene un movimiento tendente a mantener unido aquello que corresponde que esté unido. En constelaciones familiares vemos que la justicia vela por los órdenes en las relaciones, de modo que mantiene unidos a aquellos que se necesitan.

Desde tiempos antiguos, la justicia ha sido representada por una mujer, la diosa justicia, que lleva los ojos vendados. Así, nos pone en contacto con un poder que va mucho más allá de nosotros. Su lugar es el inframundo, el reino de la muerte donde puede mirar a todos de igual manera.

En Chamanismo, vemos como alguien logra una comprensión abarcadora, que le permite tener conocimientos acerca de los órdenes de este mundo, precisamente porque es capaz de viajar más allá de él a una realidad en la que todos somos iguales.
El orden solo puede ser encontrado cuando el desorden se somete. Con frecuencia, nuestro mundo es caótico. Desde la profundidad del submundo, provienen las comprensiones que ponen en movimiento nuestro desorden. Quien ha ido más allá de la muerte, puede permitir que en su corazón lo que antes fue separado se una.

Quien ha captado ese orden porque lo ha experimentado en sí mismo, lo puede transmitir al desorden presente en este mundo, organizándolo de la misma manera en que aquel orden le guió en el ámbito de la muerte.

Igual que el ermitaño de la carta IX del tarot, su sabiduría trae una luz que ilumina a otros dejándolos libres. Sin que ellos mismos hayan tenido que llegar a donde el llegó, aunque se han dejado tomar también por la misma fuerza.

Así, las personas que son guiadas por aquellos que han regresado, pueden reconocer ese orden desde adentro  y vivirlos sin ir a esa otra dimensión, hasta que un día también ellos son tomados y transformados por la muerte y empiezan a experimentar un amor ordenado, centrado, y que mira a todos como iguales.

Comprensión libre de workshop de Bert Hellinger en ciudad México.

viernes, 14 de octubre de 2011

Partos con delfines.

No donde pensabas

La sabiduría ayuda a vivir lo real.


“Cuando le pregunté a mi maestro Zen Ejo Takata:

¿Porqué te atas el cinturón de esa manera?

Él me respondió:

Para que no se me caigan los pantalones.

En aquella ocasión recibí una buena lección: una lección Zen. Las cosas tienen una utilidad. Cuando es necesario cerrar la puerta, se cierra. No hay que olvidar jamas el espíritu práctico. ¡Prestar atención a lo real! A partir del momento en que dejamos de prestar atención a lo real, nos alejamos de él. La religión no sabe sacarnos de la realidad. Un verdadero monje o un verdadero creyente no le da nunca la espalda. Protege su hacienda y permanece constantemente vigilante a todo cuanto sucede a su alrededor.”

Alejandro Jodorowsky, en “La sabiduría de los cuentos”