lunes, 27 de octubre de 2014

La búsqueda de la felicidad.

 
El Filósofo francés Voltaire dijo: “Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una”. La imagen de esta frase es simpática, pero la vivencia es de una total confusión, indefensión y desorientación. Una famosa historia sufí ilustra claramente lo absurdo de nuestra búsqueda de felicidad:

Una tarde, Rabiya -una mística sufí- estaba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. Se estaba poniendo el sol y la oscuridad descendía poco a poco. La gente fue congregándose, y le preguntaron:

-¿Qué haces? ¿Qué se te ha perdido? ¿Qué estás buscando?

Ella contestó:

-Se me ha perdido la aguja.

La gente dijo:

-Se está poniendo el sol y va a resultar muy difícil encontrar la aguja, pero vamos a ayudarte. ¿Dónde se te ha caído exactamente? Porque la calle es grande y la aguja pequeña. Si sabemos exactamente dónde se ha caído resultará más fácil encontrarla. 

Rabiya contestó:

-Más vale que no me preguntéis eso, porque en realidad no se ha caído en la calle, sino en mi casa.

La gente se echó a reír y dijo:

-¡Ya sabíamos que estabas un poco loca! Si la aguja se ha caído en tu casa, ¿por qué la estamos buscando en la calle?

Rabiya replicó:

-Por una razón tan sencilla como lógica: en la casa no hay luz y en la calle aún queda un poco de luz.

La gente volvió a reírse y se dispersaron. Rabiya los llamó y dijo:

-¡Escuchadme! Eso es lo que hacéis vosotros. Yo me limitaba a seguir vuestro ejemplo. Os empeñáis en buscar la dicha en el mundo exterior sin plantear la pregunta fundamental: «¿Dónde la he perdido?». Y yo os digo que la habéis perdido dentro. La buscáis fuera por la sencilla y lógica razón de que vuestros sentidos están abiertos hacia el exterior: hay un poco más de luz. Vuestros ojos miran hacia fuera, vuestros oídos escuchan hacia fuera, vuestras manos se tienden hacia fuera; por eso estáis buscando fuera. Por lo demás os aseguro que no la habéis perdido ahí, y lo digo por experiencia propia. Yo también he buscado fuera durante muchas, muchas vidas, y el día que miré dentro me llevé una sorpresa. No hacía falta buscar y registrar; siempre había estado dentro.

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