viernes, 14 de marzo de 2014

Asentir a la patria; por Bert Hellinger.


Formamos parte del tejido de nuestro pueblo y de sus destinos. No podemos ni debemos huir de esa situación. Eso es muy importante. La política de albergar a los refugiados de guerra es un arma de doble filo. Por un lado está bien y es necesaria por el otro lado destruye algo en el alma de muchos. 

Más adelante pagan por ello, por ejemplo a través de fobias y angustias y enfermedades graves. La persona que encara la situación de que comparte el destino de su pueblo, aún siendo éste muy difícil, en su alma está en paz y tiene fuerza.

Muy a menudo ocurre que miembros de un pueblo quieren huir ante el destino de su pueblo emigrando a otro país. Aquí pudimos ver qué consecuencias puede tener esa actitud. Daña el alma y de vez en cuando al cuerpo. 

Parte de la grandeza humana es que una persona no solamente asienta a sus padres sino también a su patria. Que esté dispuesta a conllevar el destino de su patria el tiempo que sea necesario. Hay otras situaciones, por ejemplo hambrunas, durante las cuales antiguamente la gente emigraba. 

Eso por supuesto es legítimo. Pero es una herida profunda y también se vive como tal. El hecho de que otros pueblos se defiendan ante los fugitivos que se niegan a asumir responsabilidad en su patria, también es legítimo. 

¿Cómo querrán asumir una responsabilidad aquí cuando en su casa no lo hacen? A menudo se ve que cuando retornan a su patria se los trata como enemigos, y eso con razón. Se negaron a conllevar el destino por más difícil que haya sido y sea.

Cuando yo trabajo con un cliente así no solamente lo amo a él sino también a otras personas, por ejemplo aquellos que quedaron atrás. Veo al individuo como miembro de su grupo, y los que soportan el destino tienen mi compasión especial, no aquellas personas que huyen de él. Lo que he dicho sólo es válido con muchas limitaciones pero se debe tener en cuenta."

Bert Hellinger; "El manantial no tiene que preguntar por el camino"

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