viernes, 10 de diciembre de 2010

El ángel de la navidad.


Cuenta la tradición cristiana que desde hace más de 2,000 años, los 21 de diciembre de todos los años desciende a la órbita de la tierra el Ángel de la Navidad para acompañarnos durante 3 días hasta el nacimiento del niño Jesús.

Este es el ángel que acompañó a Gabriel para anunciar la llegada del Salvador del mundo. Es el mismo ángel que se quedó en aquellos días para cuidar y guiar a los pastores que fueron a honrar al Mesías.

El día 21 de diciembre es el momento de preparar y llenar de luz nuestro hogar para la conmemoración más importante -celebrada el 24- en la nochebuena. Los días a considerar son 3 antes y 3 después, que con el día del nacimiento suman 7, el número de la luz y la divinidad.

Durante este tiempo debemos estar en armonía con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con toda la creación, en actitud de recogimiento y agradecimiento a nuestro Dios.


El día 21 de diciembre se celebra la llegada de una fiesta de luz en los cielos, que anuncia un hecho divino en la tierra. Esa luz es representada por el Ángel de la Navidad que nos recuerda que “Como es arriba es abajo”.

Ese día se hace -o se compra- pan dulce, caramelos, chocolates, golosinas y alguna bebida especial, y se adorna una mesa para una fiesta, con velas doradas o blancas y algunos ángeles. Se invita a personas queridas con las que deseemos compartir este especial agasajo. También se pueden intercambiar regalos.

En el aspecto espiritual, la preparación de la casa se hace de la siguiente manera: Se compra incienso en grano de buena calidad y carbón vegetal. Luego de limpiar y ordenar la casa para la fiesta de los dulces, se encienden al rojo vivo los carboncitos y se colocan en un recipiente con mango resistente al calor para echar sobre ellos poco a poco el incienso.

También podemos usar un incensario de oscilación -similar al que usan en las iglesias católicas- para producir bastante humo. y que su fragancia penetre en los lugares más recónditos del espacio. Algunas personas agregan perfumes florales, maderales o frutales, según el gusto de cada quien.


De igual forma, se pueden encender varillas de inciensos. Es recomendable que cuando el incienso comience a quemar, caminemos por todo el espacio llevando el recipiente que lo contiene y de este modo facilitar la penetración del humo por todos los rincones.

Luego debemos abrir por unos minutos las puertas y ventanas para que salga la fragancia, después podemos cerrarlas nuevamente para proceder a hacer la bendición del hogar con las palabras que el Espíritu ponga en nuestros corazones.

Yo suelo usar esta oración que comparto con ustedes:

Bendito eres Dios nuestro Rey del universo. A tí, Altísimo te pedimos rendidamente que bendigas nuestra entrada, permanencia y salida de esta casa, y te dignes santificarla así como lo hiciste con la casa de Abraham y de Jacob, e hiciste habitar entre sus paredes a tus santos ángeles.

Asimismo haz que guarden bien y defiendan a los habitantes de esta casa de toda alma mala, nuestro cuerpo defiendan de cualquier ataque de la oscuridad. Da, Señor, a esta casa la abundancia de virtud celeste y la multitud de dichas de esta tierra. Te lo pedimos en el nombre de tu hijo amado Jesús. Amén, amén y amén.

Después se encienden las velas bendecidas hasta que se consuman. Se regalan los caramelos, dulces o panes que preparaste o compraste, y se hacen las 21 peticiones. Luego se procede a brindar y celebrar.

1 comentario:

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