viernes, 31 de mayo de 2013

La mejor medicina es la madre.


 
 
Cuando el amor hacia un familiar que sufre o ha desaparecido nos lleva a romper el orden, a expiar sus culpas o hacer sacrificios, estamos ante un amor infantil que sólo conlleva infelicidad. Estas dinámicas pueden romperse a través de las Constelaciones para convertir este amor ciego en" un amor que mira". Cuando por ejemplo un (a) hijo (a) mira a sus padres a la cara ya no puede desear morir o sufrir por ellos, por que percibe en ellos el deseo de que él/ella sea feliz.

Cuesta disfrutar cuando otros seres amados no pudieron o no pueden hacerlo. Esta dinámica se transmite de generación en generación: los hijos reproducen la actitud de sus padres", Asentir  la realidad cura, nos permite ganar fuerza y energía. Cuando nosotros nos desviamos del llamado orden del amor, nos vuelve o nos guía de regreso una enfermedad, teniendo un sentido que nuestra mente no entiende pero que el alma necesita.

La fuerza motriz para la enfermedad proviene del amor primario de los niños hacia sus padres, de su necesidad y de su añoranza de cercanía. Al menos es esta añoranza de cercanía a los padres y a la familia la que permite al paciente sostenerse en sus síntomas.
 
El trabajo con  la CF nos permite descubrir cuál es el anhelo, cuál es el beneficio de la enfermedad, o la ilusión de una ganancia mediante la enfermedad que mantiene ciego al cliente.

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