miércoles, 24 de noviembre de 2010

El encuentro literario interiorista y la complicidad del destino.


Una cadena de significativos acontecimientos han convertido al 2010 en un año memorable en un modo misterioso. Cuando en enero compartí con mis consultantes que este tiempo es para florecer o perecer, no sospeché que esta aseveración me incluía a mí de forma especial.

Debo reconocer con humildad ante ustedes que la providencia ha sido muy generosa conmigo. Tengo el privilegio de un trabajo que disfruto cada instante más y que me permite el tiempo para leer, observarme, alcanzar nuevas comprensiones sobre la vida y compartir mis hallazgos con personas que buscan el mejoramiento de su humanidad.

Desde hace 10 años, gran parte de mi actividad del primer trimestre está orientada al acompañamiento psicoterapéutico de personas que quieren descubrir, orientar o potenciar sus sueños, pero no fue hasta enero de este año que descubrí que el mio estaba equivocado!


Viví unos días terribles de angustias, frustraciones, impotencias, enojos, decaimientos e insomnios. Al mismo tiempo, las más significativas coincidencias me sostenían e iluminaban mis reflexiones acerca del conflicto entre mis accidentadas participaciones en los medios de comunicación, y la inmensa gratificación y placer que recibo de un trabajo que me permite testimoniar la grandeza de la creación.

Múltiples razones me llevaron a creer durante mucho tiempo que mi sueño era ser comunicadora, hasta que a inicios de año mi amigo Jesús Nova me dijo en un taller que su sueño y el mío eran similares. Ambos somos comunicadores, hemos tenido a nuestro cargo la producción y conducción de programas de radio y TV y tenemos afinidades ideológicas que nos hacen compartir una cosmovisión, pero me resistía a creer que su sueño y el mío eran idénticos.

En medio del taller que conducía, me enfrenté a la realidad dolorosa de que las 10 preguntas que proponía en mi taller, como guía para que los participantes encontraran sus sueños yo no las cumplía. Las preguntas son:

I- ¿Este sueño es realmente “mi sueño”?
II- ¿Puedo “ver” mi sueño con claridad?
III- ¿Estoy dependiendo de factores bajo mi control para lograr mi sueño?
IV- ¿Me impulsa mi sueño a seguirlo?
V- ¿Tengo una estrategia para alcanzar mi sueño?
VI- ¿He incluido a las personas que necesito para convertir mi sueño en realidad?
VII- ¿Estoy dispuesta a pagar el precio de mi sueño?
VIII- ¿Me estoy acercando a mi sueño?
IX- ¿Me trae satisfacción trabajar para cumplir mi sueño?
X- ¿Se benefician otros (as) con mi sueño?


Tenía graves dificultades en las preguntas # 1, 2, 4, 5, 6, 7, 8 y 9! Solo dos respuestas eran adecuadas! Mi confusión llegó a niveles insostenibles, ya que en mi trabajo encontraba una gratificación que momentáneamente dejaba satisfecha el hambre que sentía de servir a otros, y todos (yo incluida) estaban convencidos de que soy buena comunicando.

Si ser comunicadora era mi sueño, ¿Cómo se explicaba que no podía ver con claridad mis objetivos? La primera pregunta tenía una respuesta incorrecta: mi sueño no era ser comunicadora, sino escritora!!! Este descubrimiento fue una real liberación que alineó de una manera milagrosa el eje de mi destino. En unos pocos meses he avanzado mucho más en el logro de mi propósito que en los 44 años anteriores.


El pasado sábado  el destino entretejió una inteligente emboscada, en la que utilizó de cómplices a un grupo de autores interioristas con Bruno Rosario Candelier como líder. Parecía que de este modo la providencia se aseguraba de que el pacto que había hecho con mi alma -meses atrás- de dar a luz a mi sueño se cumpliera.

Luego de participar en un taller literario impartido por Don Bruno, la llama de mi incipiente vocación literaria alcanzó su más alto nivel, así que no fue extraño que cuando me extendieron una invitación para el encuentro que los interioristas celebrarían en San Francisco de Macorís, acepté ciegamente.

Mis amigas Katya San Millán y Minerva fueron mis acompañantes durante las casi dos horas de recorrido desde Santo Domingo hasta San Francisco de Macorís, donde Don Bruno presentaría el tema “El Logos y la creación” en la Universidad Católica del Nordeste.

Tras 90 minutos de un interesante coloquio literario el grupo se reunió para definir la logística de la llegada al lugar de hospedaje. Solo en ese momento mis ojos se abrieron desorbitados... ¿hospedaje?

De repente la pequeña maleta que descansaba en la parte posterior de "copito de nieve" (mi vehiculo), y cuya presencia no cuestioné al suponer que contenía materiales de trabajo, concitó mi interés y se llenó de sentido: el encuentro era de fin de semana!

De modo extraño e inusual, nunca leí ni la invitación ni el programa del encuentro. Pedí que las señales se revelaran y lo hicieron en la voz de Noé, uno de los interioristas anfitriones que me hacía un llamado para que considerara el quedarme: -no te  arrepentirás, me dijo.

¿Cuál sería el diluvio que me amenazaba? Al igual que en los tiempos del arca, la intuición y no la razón era la que tenía el poder que me guiaba a seguir adelante.

Regularmente no me doy permiso para las aventuras y mi psico-rigidez casi nunca me permite salirme de programa. Entonces el destino utilizó a Luis, un poeta que estaba en el coloquio, quien con gentileza y entusiasmo me acompañó a comprar lo necesario, como lo haría una amorosa madre que prepara a su hija para entregarla en matrimonio.


Y así fue, esa noche protegida por la luna llena de noviembre se dio un matrimonio sagrado. La poesía de Sally Rodríguez propició la “Conexión cósmica” que visionariamente don Bruno había anticipado, proporcionando el marco de gracia, amor y pasión, hasta culminar en un éxtasis delicioso en “Posesión”.

“Mata larga” se transformó en un exuberante palacio en donde los interioristas celebraban las conquistas y victorias alcanzadas por la dirección de Asuero,y yo como Esther pasé de ser una sencilla huérfana a una privilegiada reina.

Cada palabra escuchada, mágicamente me hacía sentir una mujer en extensión, impactada por los testimonios y anécdotas de personas que inspiraban mi vida más allá de los límites imaginados.

A principios de año había contacto la fuerza que me otorgó la revelación de mi sueño de escritora, y ahora una fuerza nueva y vivificante me era dada en forma de un grupo de autores-creadores que generosa y amorosamente compartían sus secretos para que al igual que Dorothy, otros puedan transitar la senda del camino dorado y al final del arcoiris alcanzar el anhelado tesoro en forma  de poder personal.

La sesión dominical fue un auténtico regalo, los cuentos de Fari Rosario provocaron oleadas de ternura mezcladas con reveladores “insights”, para llegar al punto cumbre cuando mi amiga Katia leyó su cuento y me enraizé con la Gran Madre en una experiencia que disparó mis átomos por todo el universo, haciéndome una con el todo, para vivir una indescriptible emoción que estremeció mi ser completo haciéndome sentir plena de gracia, éxtasis y bendición.


Cerca del mediodía, cuando nos alistábamos para retornar a nuestros hogares, Noé selló este singular viaje con un recorrido por el vivero que culminó en una mata de pimienta que se encontraba cerca del parqueo. Cuando probé el fruto que el arbusto brindaba con generosidad, y su sabor picante llegó a mis entrañas, sentí su esencia fortalecer mi matriz y mis ojos se humedecieron de agradecimiento por tantos milagros…

Desde ese día, las preguntas que por largos años me atormentaron han ido encontrando respuesta, y aunque la travesía es personal, sé que estoy acompañada de un modo seguro, respetuoso, amoroso y sagrado por un grupo de interioristas que me estimulan a usar todo mi potencial, hasta donde mi propia excelencia me lo permita.

No tengo nada que hacer, solo rendirme. Estoy enamorada de la vida, entusiasmada por las posibilidades, motivada por los retos, decidida a crecer, y convencida en el avance hacia el cumplimiento de mi sueño.

Dios tiene propósitos de grandeza y bienestar para sus hijos y tengo la certeza de que nací para esperar esta hora…

Karina.

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