jueves, 31 de marzo de 2011

Usar las emociones con inteligencia y amor.


 La ecología emocional es un concepto relativamente nuevo que se está utilizando en muchos países y explica como podemos invertir nuestra energía inteligentemente, ahorrando negatividad. “Es el arte de gestionar las emociones para disfrutar una mejor calidad de vida y contribuir con la sanidad del mundo”

Los estudios demuestran que cuando nos quejamos, victimizamos, enjuiciamos o buscamos culpables, en lugar de hacernos responsables de nuestros actos, perdemos grandes cantidades de energía.

Las emociones mal administradas son causa de tristeza, agresión, destrucción, malestar, frustración y enfermedad. Los pensamientos negativos son un modo de desperdiciar nuestra energía y sabotear nuestro potencial creativo.De igual modo, utilizar nuestra energía para enfocarnos en conectar con emociones constructivas tiene un efecto muy vigorizante que se traduce en emociones como la alegría, gratitud, amor, empatía, etc.

La ecología emocional cuenta con una novedosa terminología, que nos permite comprender la aplicación de las emociones en nuestra vida cotidiana, por ejemplo, las emociones biodegradables son aquellas que necesitamos que cambien, evolucionen o se eliminen.

Cuando los estados emocionales están en mal estado como el mal humor, el enojo, el rencor, el resentimiento, se les conoce como contaminación del clima emocional. Así como en los tiempos de crisis o en las guerras se guardan provisiones para los tiempos difíciles, en el ámbito emocional es necesario preservar conservas emocionales, como son los recuerdos de momentos agradables que podemos utilizar y evocar cuando estamos atravesando un mal momento.

El término “reservas naturales y espacios protegidos” describe ciertos espacios de intimidad, que son momentos reservados para nosotros mismos, que nos permiten respirar y disfrutar; cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles que requieren nuestras fuerzas.

Entre los conceptos más importantes que resalta la ecología emocional están:

La confianza: confiar en los demás refuerza la autoconfianza.
La humildad: nos permite escuchar y comprender a los demás.
La compasión; ser con los demás como nos gustaría que fueran con nosotros.
La honestidad: es la base de cualquier relación.
La integridad: cuando somos lo que somos auténticamente crece nuestra credibilidad y autoestima.

Esta manera de tratar nuestras emociones para mi es muy atractiva, así que elijo vivir con una actitud biodegradable, asumiendo la responsabilidad de sanar mis heridas del pasado, ocupar mi lugar sin contaminación, compartir mis conservas emocionales de amor y servir con gratitud para que otras generaciones disfruten del gran regalo que a mi me han brindado: la vida misma.

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