miércoles, 29 de junio de 2011

El beneficio de caminar con el Espíritu.


Hoy día, estamos viviendo un tiempo de constantes movimientos, sacudidas y cambios…son tantos y tan frecuentes que se hace imprescindible recordar nuestro verdadero origen y retornar a un caminar con el Espíritu. Es necesario confiar y seguir a nuestro corazón. Nosotros mismos somos nuestros guías, nuestros maestros, nuestros sanadores…

Como es arriba es abajo, por lo que el cielo nos muestra el modelo para el trabajo en la tierra. Nuestra Galaxia es un espiral, lleno de soles y estrellas, y estos soles se iluminan unos a otros. Entre ellos, hay millones de nebulosas, nubes de polvo, planetas muertos, asteroides, gases, que desvirtúan la luz. Estas nubes, hacen que cada miles de años, la luz de esos soles más brillantes, no puedan iluminar a los soles más pequeños.

Del mismo modo, en las Constelaciones Familiares vemos como dentro de la familia se generan implicaciones, embrollos y enredos sistémicos que dificultan el fluir de la Luz en su forma de manifestación llamada Amor. Entonces aquellos miembros de familia que son ¨soles más pequeños¨ muestran a través de sus desgracias, lo que resulta cuando dejamos de alimentarnos de los ¨soles más brillantes¨ que son representados en el árbol primero por nuestros padres, y luego por nuestros abuelos, bisabuelos, etc. hasta llegar a la Luz misma que da origen a la Vida.

La Luz llega a nosotros como olas de energía, y no podemos ir en contra de la corriente…conviene dejarnos mover por el río de la Vida si no queremos salir dañados. Las CF son un recurso para estos tiempos. Su sencillez, rapidez y efectividad son testimoniados por miles de personas en todas partes del mundo.
La manera en que operan las Constelaciones nos lleva a vivir en el limite del milagro, y nos nos queda más que reconocer que detrás de la imagen y el movimiento que se presentan, actúa una fuerza poderosa…amorosa…un poder que nos toma a su servicio y nos arrastra sin que podamos detenerlo.

Es una fuerza irresistible, por lo que a las personas controladoras, que tienen que dirigir todo, se les hace difícil la comprensión de esta fuerza. Lo simpático es que como dice Hellinger, el creador de las CF, ellos también están al servicio de este gran movimiento, ya que lo divino o esa fuerza creadora de la Vida que mantiene todo en movimiento, quiere el conflicto.


Sólo nosotros anhelamos ingenuamente la eterna paz y sufrimos cuando no se da nuestra ilusión. La única realidad es que lo creativo está siempre en constante movimiento en contra de las resistencias, ya que es precisamente ante las resistencias que lo vivo gana su pleno potencial.

Todos somos diferentes y a la vez somos Uno. Cada uno aporta al Todo algo muy especial, y esta tarea se facilita y dulcifica cuando ocupamos nuestro lugar. Todos colaboramos con el plan aportando nuestros especiales talentos y también nuestras limitaciones.

En los inicios de las Constelaciones Familiares, el constelador basaba su trabajo en la suposición de que el cliente estaba necesitado y que su entrenamiento terapéutico le permitía ayudarlo desde el enfoque sistémico-familiar. Así, aunque veía a la persona como un todo, como estaba entrenado para hacer algo, intervenía según sus conocimientos: configuraba la familia del cliente guiado por los órdenes del Amor y los vínculos dentro del sistema familiar, con el propósito de encontrar una solución.

Luego las CF pasaron a los movimientos del alma, donde los representantes de aquellos miembros de familia con los que el cliente podía estar implicado, tenían una función más importante de la que tuvieron en el principio de este camino terapéutico. Las experiencias mostraron que ellos estaban en contacto con un campo más amplio y desde el podían traer a la luz algo, que iba más allá de los Órdenes del Amor descubiertos por Bert.

Así se descubrió un poderoso impulso que ponía a los representantes en movimiento venciendo sus propias resistencias internas. De este trabajo surgieron situaciones y movimientos nuevos que desafiaban los conceptos preconcebidos de los consteladores, y en ocasiones hasta entraban en contradicción.


Mucha gente tomo este desafío como un obstáculo para lanzarse al trabajo de terapeutas. Lo interesante es que cuando nos rendimos frente a lo que ocurre encontramos la contención necesaria que nos permite esperar y observar lo que se va manifestando en un modo seguro. Las CF son fenomenológicas, por tanto cada movimiento es nuevo y de poco sirven los conocimientos y experiencias anteriores.

Hoy día, Hellinger muestra los movimientos del espíritu, en los que el constelador que pueda soportar la espera y se abre a lo que se le muestra, llega al contacto con un nivel e intensidad tal de Luz, que las profundidades que toca superan de lejos cualquier psicoterapia de las conocidas. Este trabajo es el puente entre la terapia y la religión, uniendo de forma amorosa todo lo que antes estuvo separado. Solo hay sanación…

Todos somos servidores y a la vez, todos somos servidos. De este modo el constelador llega a un límite en sus intentos de ayuda donde su trabajo consiste en “no hacer” o ”soltar” (y soltarse) a las fuerzas de sanación presentes en el amor que sostiene a toda la creación. En cuanto dejamos de actuar es cuando comienza la ayuda auténtica.

El campo que es generado ordena todo aquello que se presentaba en forma de caos, en donde una restauradora fuerza toma la conducción. El constelador se entrega a esa fuerza, y de repente contacta ese saber que le muestra si debe intervenir o no, si hay algo que pueda hacer o no, y si es así, también le muestra lo que tiene que hacer. Aún cuando el movimiento o la imagen que se le muestra no tenga sentido para el. Todo lo que ocurre es misterioso e imprevisible como la Vida misma.

En el caminar con el Espíritu no hay terapia, más bien es filosofía aplicada. Desde el Espíritu lo único que hay es amor, y el amor sana. Es por ello que el constelador mira la situación del cliente filosóficamente y lo guía para que el también lo mire de este modo. Entonces es posible decir:"Sea como fuere que pasó...digo si a lo ocurrido y doy gracias por ello. Lo tomo como una fuerza especial que puedo usar gracias a que mis padres me pasaron la vida que recibieron d mis abuelos".

Vistos desde una mirada filosófica, toda pareja de padres es perfecta, ya que nuestra vida es testimonio de que aquello por lo que son padres, fue realizado a la perfección y merecen el mayor respeto por haber cumplido su rol en modo impecable. El regalo es la vida, las circunstancias en que transcurre es solo la envoltura.

Para quien asiente a su origen, todo lo pasado se ilumina y se transforma en un tesoro. Al entrar en sintonía con el poder del Espíritu, la paz deja de ser un anhelo para convertirse en una experiencia, y tal como sucede en la vida, todo fluye…

Karina Pereyra,
Terapeuta en Constelaciones Familiares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario