martes, 21 de junio de 2011

Quien sigue a su corazón, tiene el siguiente paso asegurado.


Las Constelaciones Familiares nos muestran que todos somos guiados, en nuestras vidas por una fuerza que nos toma a su servicio, para el beneficio de muchos otros. Ningún proceso personal es individual, todos son colectivos, por lo que nuestra sanación siempre esta al servicio del Todo.

Esta fuerza nos hace un corte para separarnos de la estrechez de nuestros miedos y roles, llevándonos hacia una amplitud que nos permite crecer, más allá de las fronteras del amor tal como lo conocemos, de modo que acabamos experimentando la creatividad con la que esta fuerza nos va guiando hacia lo siempre nuevo, que en cada momento se presenta.

Bert dice que a menudo se siente guiado de esta manera, sobretodo cuando algo espera de él que su presente, y las expectativas de otros con respecto a él, se encarrilen en una dirección que va más allá de las imágenes y la experiencia que pudiera tener. Con frecuencia experimento cosas como estas:

Me desvelo con la idea de un taller, y me siento guiada por una fuerza mucho más grande que yo…navego y encuentro una página que me inspira en una determinada dirección…surge una idea…la sigo…recuerdo que he comprado un libro que puede alimentar lo que creo…encuentro valiosísimas informaciones que me hacen sentir que debo avanzar en esa dirección…de repente, surge un nombre…lo titulo….mis entrañas se mueven…no sé adónde me llevará lo que estoy tramando…!voy paso a paso y van surgiendo las palabras, y yo misma me sorprendo…Al final, se revela un trabajo que soy la primera en disfrutar.

Otras veces, tengo un sueño que me da una información incomprensible en el momento. Luego esa imágenes me guían y me preparan para un determinado trabajo de una manera que no había podido imaginar.

Después los participantes me comparten que ellos mismos recibieron imágenes que les prepararon para lo que les presenté…todos fuimos preparados para vivir una experiencia en la que nos sentimos guiados por otras fuerzas, al servicio de la vida, y esto nos permitió seguir adelante en la confianza de que “nada hay que hacer, todo está hecho!”.

Casi todas las cosas que he hecho vieron la luz de este modo. Nacieron de esta forma, sin que yo misma supiera cómo y a dónde dirigirlo…por Gracia…como un regalo del espíritu…con el amor del movimiento sanador de la propia Vida…

“¿Hacia dónde me tengo que dirigir?” Así empieza un canto de la Misa alemana de Franz Schubert. Sólo un niño desamparado pregunta eso. En la creación, todo lo vivo se deja guiar por la fuerza que le creó. Todos dependen de sus propios recursos…solo los seres humanos nos oponemos a la fuerza de lo que es más Grande y seguimos necesitando a otro para que me haga sentir lo que debería conseguir por mis propias fuerzas…

El resto de los animales saben por sí solos adónde dirigirse cuando de acaba la protección de la madre, y lo mismo ocurre con los seres llamados primitivos, y no son ni menos pensados, deseados o amados por aquella fuerza creativa que los que nos comportamos como si esta protección se nos restringiera, y rezamos pidiendo orientación de hacia dónde debemos ir, en vez de atrevernos a escuchar el corazón y dar al paso siguiente.

¿Hacia dónde voy? Hacia lo que sigue, instante tras instante, respiración tras respiración. Todo ocurre precisamente ahora!, quien se preocupa del siguiente paso es la mente controlada por el ego, ya que a él solo le importa quedar bien y mide cada paso en términos de ganancia o pérdida.

Aquel que pregunta adónde, se queda parando dependiendo de aquello que le dará la respuesta. Su vida se estanca en vez de seguir adelante. Su amor queda parado en vez de tener un efecto inmediato. ¿Hacia dónde me debo dirigir? hacia la vida…y la vida solo ocurre ahora. Entonces, ¿Quién o qué se dirige hacia mí? Mi vida, y con ella, hago contacto con el Dios de amor que la creó.

Karina Pereyra.
Extracto de la charla del mes de junio.

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