domingo, 31 de julio de 2011

El dolor de los padres latinos.


Aunque muchos tenemos claro que somos 50% papá y 50% mamá, aún muchos padres señalan con dolor que el reconocimiento hacia ellos es mínimo comparado al que se les brinda a las madres. Tristemente esta es una verdad presente en muchas familias... ¿Cómo empezó esto? ¿Qué ocurrió con los padres dentro de las familias? ¿Cuál es la dinámica que se oculta tras esta situación? la respuesta está presente en nuestra historia...

Hace más de quinientos años, nuestros ancestros españoles salieron de sus tierras en busca de aventuras, poder, grandeza y nuevos territorios, dejando atrás a su familia y sus relaciones.

Llegaron a estas tierras para ellos desconocidas y se encontraron con una raza poderosa, aunque pacífica, que se alimentaba de maíz, yuca y rituales. Estos indígenas que fueron obligados a trabajos forzados iban muriendo poco a poco dejando solas a sus familias, y algunos que se sublevaron y pelearon, de igual modo se encontraron con la muerte, dejando viudas a sus mujeres y huérfanos a sus hijos.

Nuestra tercera raíz viene de la raza negra, los esclavos africanos que de manera cruel fueron arrancados de su África, tierra llena de magia y respeto ancestral, dejando desoladas a sus familias para ser explotados en unas tierras desconocidas, donde hicieron trabajos forzados sin ningún tipo de derecho, hasta morir sin ver nunca más a ningún miembro de su familia.


Hoy, vemos como muchos hombres encuentran dificultades para quedarse con su gente...les cuesta echar raíces en una familia...tienen varias mujeres y sus hijos son de diferentes mujeres. El efecto en la mujer se ve en los celos, necesidad de control y manipulación. Como frecuentemente siente el riesgo de que la dejen, o la abandonen, tiene un miedo inconsciente y visceral que la hace irrespetuosa con el hombre.

Las CF me han mostrado otro lado de la historia, donde el dolor de los hombres es inmenso, y las mujeres indisponen a los hijos con los padres, que aprendieron a mantenerse alejados emocionalmente de una familia que estaban condenados a perder.

Las mujeres hemos maltratado a nuestros hombres, los hemos irrespetado tanto y por tanto tiempo, que nos hemos creído con el derecho de traspasarles el dolor que sentimos al verlos partir, o la agonía que se dispara cuando por cualquier motivo salen de la casa y pensamos que no regresarán. Es fácil pelear, rechazar, celar, controlar...lo difícil es ver el dolor, reconocer la herida y sanarla.

En esta historia las madres han sido siempre las víctimas, las que han cargado con las calamidades, las abnegadas, las buenas, las bondadosas, las sacrificadas que levantaron y echaron adelante a la familia...las preguntas para mirar a papá son:

¿Qué secreto dolor viaja a través de tu memoria ancestral?
¿Cómo vives esa lealtad invisible que te convence de que si lo haces diferente a tus ancestros traicionas a la familia y corres el riesgo de no pertenecer?
¿Quién fuiste en la historia junto con todos ellos?
¿Qué peso tiene la relación con tu papá en la relación que tienes conmigo?

La sociedad actual ha hecho de los hombres niños eternos y en el mejor de los casos, adolescentes perpetuos. El trabajo de todos debe dirgirse a que los hombres puedan convertirse en hombres, y para eso las mujeres debemos estar en nuestro lugar. Dejar de pedir y comenzar a sembrar…"todos [opdemos ser sembradores sagrados".

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