sábado, 6 de abril de 2013

Todos somos soles en crecimiento.


 
 
Como es arriba es abajo, por lo que el cielo nos muestra el modelo para el trabajo en la tierra. Nuestra Galaxia es un espiral, lleno de soles y estrellas, y estos soles se iluminan unos a otros. Entre ellos, hay millones de nebulosas, nubes de polvo, planetas muertos, asteroides, gases, que desvirtúan la luz. Estas nubes, hacen que cada miles de años, la luz de esos soles más brillantes, no puedan iluminar a los soles más pequeños.

 
Del mismo modo, en las Constelaciones Familiares vemos como dentro de la familia se generan implicaciones, embrollos y enredos sistémicos que dificultan el fluir de la Luz en la forma de manifestación llamada Amor. Entonces aquellos miembros de familia que son ¨soles más pequeños¨ muestran a través de sus desgracias, lo que resulta cuando dejamos de alimentarnos de los ¨soles más brillantes¨ que son representados en el árbol primero por nuestros padres, y luego por nuestros abuelos, bisabuelos, etc. hasta llegar a la Luz misma que da origen a la Vida.
 
Karina Pereyra.
Psicoterapeuta.

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