domingo, 4 de diciembre de 2011

La paz y la reconciliación empiezan en la pareja.


Un hombre está completo y feliz con una mujer. Del mismo modo, una mujer está completa y feliz con un hombre. La relación tiene su propia alma y fuerza, y es más grande que los individuos que la forman. La relación encuentra su plenitud y felicidad en el hijo.

Con la criatura logran una felicidad conjunta. Hombre y mujer están unidos inseparablemente en una unidad. Luego el hijo continúa hacia una mayor felicidad. Si nosotros como hijos de nuestros padres podemos vivir a ambos padres en nosotros mismos como una unidad de amor, seremos completos y felices.

Las Constelaciones Familiares están al servicio de la reconciliación. Una de las cualidades que se desatan en el mes de diciembre para poder lograr el nacimiento del niño divino en nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario