miércoles, 30 de julio de 2014

Al fuego se le reza.


 
 
Tatewari es la deidad wixarrica (huichola) del fuego. El abuelo fuego, de donde salió el padre Sol, es el espíritu más antiguo y sabio. El maraka’me (chamán) se relaciona con Tatewari (el nombre de fuego), ofreciéndole una porción de comida y de bebida para compartir con él,  agradecerle, y pedirle su ayuda para seguir su camino por la vida sin complicaciones. Le canta, le toca el tambor, y le reza.

Tatewari enseñó a  los hombres a cazar y usar el fuego para cocinar. Él es quien  acompaña a los curanderos huicholes en sus ceremonias y prácticas. Las plumas son un vehículo para sus poderes. Los maraka’ames o chamanes usan las plumas en sus rituales para recibir el poder del abuelito fuego.

¡Oh, tú, el divino gran abuelo!
Padre creador de dioses y de hombres
El qué habita y es antes de los soles
¡Dios del fuego, del conocimiento, de la vida y la salud!
Escucha las plegarias de tus hijos
Tatewari, Tatewari… ¡Oh, eterno Tatewari!

Hay dolor inmenso por la tierra toda
Hay terribles desventuras desatadas   
Los hombres insensibles apartan sus ojos de Madre Tierra
Los caminos son ausencias
El fuego no es mirado ni respetado
Tatewari, Tatewari… ¡Oh, eterno Tatewari!

¡Míranos con buenos ojos, oh, eterno Tatewari!
¡Oh, eterno Tatewari, se bueno con nosotros!
Solo invocamos tu benevolencia justa,
tus lenguas de sabiduría,
y la presencia de tu cálido aliento
en el paisaje tormentoso de nuestro suelo
En el bosque…En el alma…
Tatewari, Tatewari… ¡Enciende nuestro espíritu!

Tatewari, Tatewari… abuelo fuego, ¡bendícenos con tu sabiduría!

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