Y si El Loco hablara… Diría... ¿Sabes que
en cada instante puede producirse una mutación de consciencia, que puedes
súbitamente cambiar la percepción que tienes de tí? Uno se imagina a veces que
actuar es triunfar respecto al otro. ¡Que error! Si quieres actuar en el mundo,
debes hacer que estalle esa percepción del Yo impuesta, incrustada desde la
infancia, que se niega a cambiar. Amplía tus límites sin fin, sin descanso.
Entra en trance.
Déjate poseer por un espíritu más poderoso que el tuyo, una energía impersonal.
No se trata de perder consciencia, sino de dejar que hable la locura original,
sagrada, que está en tí. Deja de ser tu propio testigo, deja de observarte, sé actor en estado puro, una
entidad en acción. Tu memoria dejará de registrar los hechos, las palabras, los
actos realizados. Perderás la noción del tiempo. Hasta aquí has vivido en la
isla de la razón, descuidando las demás fuerzas vivas, las demás energías. El
paisaje se ensancha. Únete al océano del inconsciente.
Experimentas entonces un estado de supraconsciencia en que no hay acto
fracasado ni accidente. No tienes la concepción del espacio, devienes espacio.
No tienes la concepción de tiempo: eres el fenomeno que llega. En este estado
de presencia extrema, cada gesto, cada acción son perfectas. No puedes
equivocarte, no hay ni plan ni intención. Solo hay la acción pura en el eterno
presente.
No temas liberar el instinto, por primitivo que sea. Superar lo racional no
significa negar la fuerza mental: mantente abierto a la poesía de la intuición,
a los fulgores de la telepatía, a voces que no te pertenecen, a una palabra
venida de otras dimensiones. Ve como se unen a la extensión infinita de tus
sentimientos, a la inagotable fuerza creadora que te confiere la energía
sexual.
Vive tu cuerpo, ya no como un concepto del pasado, sino como la
realidad subjetiva y vibrante del presente. Verás que tu cuerpo deja de estar
dominado por concepciones racionales y se deja mover por las fuerzas que
pertenecen a otras dimensiones, por la totalidad de la realidad. Un animal
enjaulado tiene movimientos comparados a la percepción racional.
El movimiento
libre de un animal en el bosque es comparable al trance. El animal enjaulado
debe ser alimentado a horas fijas. El racional debe recibir, para actuar,
palabras. El animal salvaje se alimenta solo y nunca se equivoca de comida. El
ser en trance no actúa movido por lo que ha aprendido, sino por lo que es.
Alejandro Jodorowsky; “La vía del Tarot”
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