lunes, 14 de julio de 2014

Fuego, fuerza, y fútbol


 
 

Este es un fragmento de un cuento que escribí para mi clase de escritura creativa en el 2010. Trata de la relación entre el espíritu (fuego), el linaje (fuerza) y el juego (fútbol). Me metí en camisa de once varas, pues yo de fútbol no sé nada, ¡pero me divertí un montón!
 
Aunque de fútbol conozco lo mismo que de mecánica automotriz, me pareció una magnífica idea aceptar la invitación de Erico para que Nico y yo viésemos el espectáculo con él. Después de todo, compartirlo con alguien que afirma convencido que la pasión provocada por el fútbol proviene de la fuerza de reconectar con el origen, debía ser cuando menos una experiencia memorable.
 
En varias ocasiones lo había escuchado decir que el fútbol es más que un juego, y hasta lo comparó con la travesía arquetípica del héroe que refiere el mitólogo Joseph Campbell. Así que ahí estaba yo, viendo con muda diversión la complicidad que se genera entre aquellos que comparten una pasión, y para los fines da igual si uno es un niño de cinco años, y el otro un hombre de poco más de cincuenta.

Erico le contaba a Nico cómo habían cambiado las cosas, desde 1986 cuando llegó de España a Ojo de Agua para dedicarse al negocio familiar. Por aquella época la copa del mundo se celebraba en México, mientras en Santiago, la segunda capital de la isla, se disputaban los juegos centroamericanos y del caribe.
 
Nico lo miraba atento como si lo comprendiera, lo que motivaba a Erico a continuar el curso de sus ideas, olvidando la edad de su interlocutor.

-Recuerda que el triunfo es un juego de imposición social pequeño. Todo el que hace lo que tiene que hacer de forma impecable, dando el máximo potencial que tiene disponible, se convierte en un héroe para su propia historia. Más tarde o más temprano, descubrimos que el juego de la vida no se trata de perder o ganar,  sino de llevar con dignidad y honor la camiseta que representamos. En cada jugada, sudamos para honrar a  los que no pudieron hacerlo antes que nosotros, o para agradecer a los que hicieron su trabajo facilitándonos hoy día nuestro camino. Le dijo al niño”.

Karina Pereyra
Fragmento del cuento "Fuego, fuerza, y fútbol".

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