Luchará contra ti,
luchará con el objeto de paralizarse de nuevo. Pero al haber realizado una toma
de conciencia no lo logrará y te hará culpable de todas sus desgracias. En la
medida que no quería ser curada, le has hecho un mal enorme. Nos habituamos a
nuestra enfermedad, si alguien nos trastorna entramos en crisis…
No hace falta
odiar al que te cura. Eres tú quien lo hace. Si el otro te ayuda a realizar una
toma de conciencia, ¡Deja de odiarlo! Tu odio es tu defensa. Cuanta mayor es la
conciencia que absorbes, más detestas a esa persona que lo ha provocado.
Prefieres quedarte en la enfermedad porque es más confortable y porque tienes
miedo a la vida. ¡Vence ese miedo! Tu Dios interior te lo enseña paso a paso.
Alejandro Jodorowsky; Evangelios para sanar.
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