Cuando nos desviamos del
movimiento natural que Hellinger llama orden del amor, nos vuelve o nos guía de
regreso una enfermedad. La enfermedad llena nuestra vida de un sentido que la
mente no entiende, pero que el alma necesita. La fuerza que nos guía hacia la enfermedad
proviene del amor primario de los niños hacia sus padres, de su necesidad y de
su añoranza de cercanía.
Es esta añoranza de cercanía a los padres y a la
familia, la que permite al paciente sostener sus síntomas. El trabajo con la Constelaciones
Familiares nos permite descubrir cuál es el anhelo, cuál es el beneficio o la
ganancia oculta de la enfermedad. Toda enfermedad viene de un “no” a algo o a
alguien. Hacernos la pregunta: ¿cuál es el tema con el cual el paciente no está
en consonancia? Nos puede traer la comprensión para la resolución.
Asentir
la realidad cura, nos permite ganar fuerza y energía. Cuando un hijo mira a sus
padres a los ojos, ya no puede desear morir o sufrir, porque percibe en ellos
el deseo de que él (ella) sea feliz.
Tomado de un taller con Stefan Haussner.
No hay comentarios:
Publicar un comentario