martes, 12 de junio de 2012

Día internacional de la población indígena; 12 de junio.


Tal vez nunca sepamos cuál fue la cifra exacta de la población aborigen de la Española en 1492. Estudiosos modernos han presentado estimados muy disímiles que varían entre 100,000 y 8 millones de personas. El mismo Cristóbal Colón llegó a creer que la población taína era bien numerosa y calculó que en el centro de la isla había 1, 100,000 indios en 1496.

Basado en este testimonio, el cronista Bartolomé de las Casas concluyó años más tarde que la población total debió alcanzar los 3 millones de individuos. Usando otros datos de las Casas y tratando de precisar sus cifras, presenté un estimado de 600,000 habitantes en 1971, pero después de haber revisado todas las fuentes disponibles y de haber realizado nuevos cálculos llegué a la conclusión de que la población aborigen de la Española debió ser de aproximadamente unas 400,000 personas en 1492.

Esta es, obviamente, una cifra hipotética basada en una extrapolación retrospectiva ponderada de las tasas aparentes de declinación de la población taína registrada en los años 1508, 1510, 1511 y 1514. Como tal, esta cifra apenas sirve de punto de partida para entender la rápida desintegración y aniquilación de la sociedad taína en cuestión de apenas veinte años.

Los detalles históricos de este proceso son hoy ya bien conocidos, pero todavía se hace necesario inquirir en el cuerpo de documentación disponible acerca de la evolución demográfica sociedad taína para explicar los resultados de las "interacciones aniquilantes" entre españoles e indios en la primera colonia europea en América, y para mostrar cómo estas relaciones llevaron a la sociedad taína a un punto en que su recuperación demográfica se hizo imposible.

Para ello ningún documento es más útil que la famosa "Relación de las Cosas que se Han Hecho en el Repartimiento de la Isla Española por los Muy Nobles Señores Pedro Ibáñez de Ibarra é Rodrigo de Alburquerque", conocida corrientemente como la "Relación del repartimiento de 1514".

Esta "Relación" es el único censo completo de los indios de la Española que se conserva de los varios que se realizaron entre 1508 y 1514. A pesar de que este censo de indios fue publicado hace más de un siglo y ha sido objeto de cuidadosos análisis, los resultados que ofrecen cada uno de los autores que lo han estudiado difieren entre sí, en algunos casos sustancialmente.



Las razones de esas diferencias parecen ser varias. Una de ellas es que el documento publicado en la Colección de Documentos Inéditos de Indias en 1864 fue copiado con varios errores por sus editores. Otra razón es que los mismos escribanos que redactaron el documento original se equivocaron en la suma de los indios de tres ciudades de la Española y algunos historiadores han recogido esos errores.

Los primeros historiadores que analizaron el Repartimiento de 1514 eran personas de habla inglesa, francesa o alemana y algunos de ellos interpretaron incorrectamente algunas de las informaciones acerca del sexo de los caciques o de la distribución local o laboral de los indios debido a las formas arcaicas en que está redactado el documento.

Frente a las deficiencias de la primera edición de la "Relación del repartimiento de 1514", la Academia Dominicana de la Historia ordenó una copia paleográfica del documento al Archivo General de Indias.  En 1982 Emilio Rodríguez Demorizi publicó esa copia con extensas anotaciones y un exhaustivo índice preparado por el autor de este artículo.

Posteriormente, otros historiadores españoles han analizado el documento a partir del original conservado en Sevilla. Gracias a la edición de Rodríguez Demorizi es posible intentar hoy una nueva tabulación de los datos de este censo para analizar de nuevo la situación de las comunidades aborígenes de la Española veinte años después de haberse iniciado su explotación forzosa por los españoles.

Los antecedentes del repartimiento de 1514 son hoy ya bien conocidos. En 1494 y 1495 Cristóbal Colón se sintió obligado a repartir indios entre sus trabajadores para pagar salarios atrasados y hacer frente a la demanda de mano de obra en unos momentos en que no había bestias de carga y los españoles necesitaban la ayuda aborigen para procurarse sus alimentos.

Colón extendió los repartimientos de indios en 1498 para aplacar la famosa rebelión de Francisco Roldán, de manera que cuando Nicolás de Ovando llegó a Santo Domingo como Gobernador de las Indias en 1502, los indios de la parte central de la Isla estaban en manos de 360 trabajadores españoles que eran los únicos sobrevivientes de diversos grupos llegados a la Española entre 1493 y 1500.

Estos trabajadores eran gente común, a quienes las singulares circunstancias de la invasión española habían llevado al tope de la primera sociedad colonial en el Nuevo Mundo, pero su conducta reñía con los propósitos administrativos y políticos de la Corona, pues los Reyes Católicos querían instituir en la Española una sociedad con una estructura social similar a la que existía en España en aquellos momentos.

Son bien conocidas las campañas militares de Ovando entre los años de 1503 y 1504 para ampliar el control español sobre el resto de la isla y para dotar de mano de obra indígena a los funcionarios reales. Sabemos que los repartimientos de indios fueron utilizados como arma política por el Gobernador para premiar la conducta pública de los vecinos, así como para mantener la estabilidad de la Colonia.

También conocemos cómo a medida que la producción de oro fue aumentando la población aborigen fue disminuyendo, proceso éste que produjo numerosos conflictos por la apropiación de la mano de obra indígena. Estos conflictos se acentuaron cuando Diego Colón, el hijo del Descubridor, pasó a residir a la Española en 1509 en calidad de Gobernador. Diego Colón llegó acompañado de una pequeña corte de amigos y parciales a quienes intentó dotar de indios y de minas en perjuicio de los antiguos encomenderos.

Estos conflictos crearon dos bandos políticos en la isla, favorable uno al Gobernador y el otro al Tesorero Miguel de Pasamonte, quien velaba por los intereses reales y quien tenía instrucciones de supervisar y controlar la administración de Diego Colón. Hoy conocemos bien los detalles del terrible tratamiento que recibían los indios en las minas y en las estancias españolas, y la altísima mortalidad que producía entre ellos el hambre, los maltratos y las enfermedades.

Hoy sabemos que cualquiera que hubiera sido la población original en 1492 y cualesquiera las causas de su declinación, los indios habían descendido a unos 60,000 individuos en 1508. El impacto del choque con los europeos fue tal que ni siquiera la importación de varios miles de indios de las islas vecinas, entre 1508 y 1513, pudo detener el colapso de la sociedad aborigen. En 1509 un nuevo censo arrojó la cifra de 40,000 individuos y en 1510 sólo se registraron 33,523.

Poco hicieron las famosas Leyes de Burgos dictadas en 1512 para remediar la situación de los indios y para evitar el desmoronamiento de la sociedad taína. Familias enteras desaparecían día tras día. Muchas se suicidaban en masa y en numerosos casos mataban a sus propios hijos. Aquellos que huían a los montes morían de hambre y de frío en las montañas. Entretanto, los españoles acentuaban las mudanzas de comunidades enteras para suplir con mano de obra a las minas que perdían sus trabajadores de la noche a la mañana.

En 1514 era evidente que los indios desaparecerían en breve tiempo. La distribución de los pocos que quedaban no era favorable a los encomenderos propietarios de minas que perdían sus indios más rápidamente que los demás colonos debido a la sobre-explotación y al descuido de sus capataces, pues éstos no se preocupaban de alimentar ni curar a los trabajadores indígenas.

Frank Moya Pons; historiador dominicano.

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