jueves, 21 de junio de 2012

Respetar a la madre, respetar a la vida.


El respeto es un factor fundamental para poder establecer el orden dentro de cualquier jerarquía. Algunas personas han vivido experiencias muy difíciles y dolorosas con la madre, no les es fácil amarlas. El amor a la madre no es la finalidad de las CF, no puedo decirle a nadie que ame a quien le ha hecho daño. Sin embargo, como terapeuta no tengo permiso para trabajar con alguien que no tenga respeto por quien le ha dado lo más grande.

No es posible lograr un movimiento de sanación sin sentir respeto por la madre. Sin respeto estamos en el lugar equivocado, y desde allí, cualquier cosa que alcancemos es ilegitima. Si pensamos (conciente o inconscientemente) que el dolor que sufrimos por causa de la relación que tuvimos con nuestra madre, es más grande que la vida que nos dio, nos ponemos por encima de ella.

Colocarnos en un nivel superior a la madre, muestra la buena conciencia de alguien  que hace diferencia entre bien y mal; entre una buena madre y una mala madre. Cada madre es perfecta tal y como fue, tal y como es. Al servicio de la vida es perfecta, porque cumplió con aquello que se le encomendó: pasar el regalo que recibió de sus propios padres.

En ese sentido, ninguna madre es mala como tampoco ningún padre. Quien no puede mirar eso no está reconociendo lo esencial: la vida es el mayor regalo, y solo nos llega a través de la madre. Ese hecho es el que la viste de grandeza. Si alguien se pone por encima del origen de su vida, se auto-descalifica para la prosperidad.

Cuando no estamos en nuestro lugar solo podemos mirar al fracaso. Si no fuera así, todos seríamos exitosos y prósperos. Cuando alguien está en sintonía con su madre, su rostro está iluminado, radiante y tiene un gran carisma que hace que muchos le amen.

Cuando visitamos un negocio, podemos ver de inmediato los vendedores que están en sintonía con su madre: toda la gente quiere ir con ellos! Es tan fácil como eso. El que está en el lugar que le corresponde tiene fuerza y está centrado. Ese centro genera un enorme magnetismo que atrae a los demás, como moscas a la miel.

Los otros sentirán hacia esa persona respeto,  porque está en su lugar, se queda en el y no va más allá. Desde su lugar se relaciona con todo y todos al mismo nivel de respeto, y en ese lugar tiene amigos, pareja, trabajo, salud y dinero. Todo lo que necesita lo tiene abundantemente, eso es prosperidad.
Karina Pereyra.

1 comentario: