Estoy segura de que todos ustedes escucharon
hablar de Malala Yousufzai, la valiente chica de 14 años de edad de Pakistán
quien recibió un disparo en la cabeza por los Talibanes por haberse rehusado a
cumplir sus órdenes que indicaban que las mujeres jóvenes no debían asistir a
la escuela.
En los últimos años, Malala había estado
escribiendo un blog sobre las injusticias que estaba viviendo siendo una niña
en Pakistán para así intentar despertar e inspirar a otras a que tomaran una
posición en contra de la situación. El noviembre pasado, su blog ganó el primer
Premio Nacional de la Paz de Pakistán.
Malala es una chica sin temor, una chica que
nunca desistió ni dejó de dar su mejor esfuerzo. Ella es alguien que no tenía
temor a arriesgar su vida para defender lo que sentía en su corazón que era
justo. El coraje de Malala para defender su posición y creer que podía hacer
una diferencia ha tocado a las personas alrededor del mundo, y ella está en
nuestros pensamientos y oraciones mientras ahora se recupera en un hospital del
Reino Unido.
La Biblia dice que Noé fue considerado una
persona justa. Pero si Noé hubiera vivido en los tiempos de Abraham, no lo
hubiéramos considerado un justo porque la Luz de Abraham hubiera eclipsado a la
de Noé. ¿Por qué? Porque Abraham estuvo involucrado en ayudar a las personas a
mejorar sus vidas.
Aunque Noé escuchó al Creador, él no dio un
esfuerzo extra por otros. Él escuchó el decreto que señalaba que el mundo
perecería en una inundación masiva, pero no intentó hacer nada para cambiar el
plan del Creador. Noé no le rogó para que no realizara su plan como lo hizo
Abraham cuando el Creador quería destruir a Sodoma y Gomorra. De hecho, Noé ni
siquiera vio que podía hacerlo porque él simplemente seguía órdenes. Y esta es
una poderosa lección para nosotros.
Este mes aprovechemos la oportunidad de ver
dónde y cómo nos estamos conteniendo de hablar o de realizar cambios por el
simple hecho de que estamos asustados. Nuestra introspección podría llevarnos
fuera de nuestra zona de comodidad, pero realizar los cambios por lo general es
incómodo, o seguro. Así que preguntémonos:
¿qué aspectos de nuestras vidas nos
hacen pensar que somos muy insignificantes como para hacer una diferencia? ¿Qué
cosas de nuestras vidas nos hacen temer y contenernos de realizar las acciones?
¿Cómo podemos expandirnos para ser seres más dadores? Si podemos responder a
estas preguntas y entonces realizar algunas acciones durante este mes, entonces
realmente podemos utilizar esta energía del mes de Escorpio para llegar al
siguiente nivel.
Escorpio es una época para apartarnos de las
cosas que no son reales y una época para reunirnos con la fortaleza que fluye a
través de las cosas que sí lo son. Más importante, Escorpio es un mes en el
cual podemos escoger, como Malala y como Abraham, dejar ir nuestros temores y
dar el esfuerzo extra para lograr aquellas cosas que nos acercan a la energía
de unidad, de compartir, de mostrar dignidad humana, y a la chispa de la Luz
que reside dentro de cada uno de nosotros.
Karen Berg.
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