miércoles, 31 de octubre de 2012

Maldición o bendición.


Desde el punto de vista de las Constelaciones Familiares clásicas, lo que una generación deja sin resolver pasa a la siguiente generación con los intereses que ha almacenado. Cuando tres generaciones no han resuelto, la cuarta lo vive como una maldición familiar.

En las Constelaciones Familiares del Espíritu de Bert Hellinger, tenemos la oportunidad de liberarnos de los temas familiares si sintonizamos con un orden mayor. Es lo que ocurre cuando nos reconocemos en nuestro origen espiritual y no solo en nuestro origen en la tierra.

Jodorowsky dice que si estamos viviendo una maldición, siempre podemos transformarla en bendición. Ser capaces de bendecirnos a nosotros mismos es un salto trascendental para abrirnos a la Gracia.

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