Desde la edad de bronce, los celtas habitaron
la zona de las islas británicas, Irlanda, sur de Francia y norte de España. Su visión
es muy cercana a la de los pueblos originarios, su espiritualidad se vincula a
la naturaleza y sus ciclos. Para ellos, la Madre Tierra era la vía de conexión
con la vida y la muerte.
La persona era vista como una especie de
semilla. Así, los tiempos de “oscuridad” eran vistos como oportunidades de
crecer y emerger a la luz, tal como
lo hace la planta luego de permanecer en el vientre de la tierra siendo
"semilla” y recibiendo en la oscuridad y el silencio todo lo que requiere
para “nacer” en el exterior.
El sol es visto por los celtas como el fuego
de la creación, lo que le convierte en el más poderoso de los símbolos, cuya
luz es imprescindible para la expresión de la vida. La luz es a la vez creador
y creación. El roble es considerado un árbol sagrado por los celtas porque representa
al Sol. Sus sacerdotes eran llamados Druidas que significa "el que tiene
el conocimiento del roble".
Los celtas veían a los bosques
como templos vivos, los preservaban, los respetaban y honraban al igual que a
toda forma de vida. Según su
cosmovisión, cada entidad que habita la Tierra debe ser libre para ser ella misma. Veían toda vida sagrada. Ellos no conciben separación entre lo sagrado y lo profano como solemos
hacer nosotros.
Su visión es integral, holística o sistémica,
de modo que todos somos vistos como peregrinos iguales en valor y nuestras
experiencias solo son reflejos de etapas de aprendizaje. ¿Quién de nosotros sentiría
pena por un bebe que no puede comerse un bistec? ¿Podríamos ver como una
desgracia la etapa del gateo?
Samhain no es el nombre de
ninguna deidad, significa "fin de verano" y refiere a la última fiesta
de la Cosecha y el inicio del año nuevo celta. La Noche del Samhain simboliza la
retirada de la Luz Solar y la llegada de la "oscuridad" que da paso a
los largas noches del invierno que nos hacen el llamado a estar
"adentro" como las semillas. Hoy 31 de Octubre, es la noche de Halloween cuando el velo entre el
aquí y el allá se hace muy finito.
Muchas personas han interpretado de forma errónea
esta festividad, que no es más que una maravillosa celebración
del ciclo de la vida, porque los celtas estaban en contacto con los seres de la
naturaleza: duendes, silfos, hadas, etc y también con los espíritus; difuntos, guías, deidades y en especial con los ancestros.
La última noche del año viejo (31 de octubre)
se adelgaza el velo que separa a los vivos de los espíritus y se desaparecen
las barreras de espacio-tiempo. A fin de que los familiares y amigos difuntos
se sientan “en casa”, se decora con tumbas, calaveras, huesos, y otros símbolos
del reino de los “muertos” y se celebra junto a ellos el cierre de ciclo.
A fin de guiar a los espíritus, se colocan luces
en las entradas de sus casas. A su vez, la luz es usada como vehículo para
acceder a los conocimientos que los ancestros traen desde el "otro mundo".
El “balance” se daba al convidarles con dulces, manzanas y pasteles. La salida
es para todos los espíritus y eso incluye a los de la oscuridad a los que igualmente les ofrecían dulces,
quizá en la esperanza de que no les hicieran bromas pesadas.
La coexistencia de la luz y
la oscuridad es parte de la mirada espiritual de los celtas. No debemos
confundirlo con rendir culto a la
oscuridad. Simplemente, ellos no la niegan y la ven como una realidad a experimentar
para estar en la luz. Esta noche, encenderé velas en honor a mis
antepasados, compartiré algunos dulces con los niños que mis amigos y yo
llevamos en el interior, celebraré la vida y honraré cada una de mis etapas,
reconociendo mi pasado, daré la bienvenida a mi futuro.
Muy feliz y próspero año nuevo celta para todos!!!
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