Luego de su polémica inteligencia emocional, a partir de nuevos descubrimientos científicos Daniel Goleman nos adentra en el mundo de la Inteligencia social, y nos muestra un camino para lograr éxito, felicidad y relaciones satisfactorias. Nos muestra cómo la forma en la que hemos sido tratados en nuestros primeros meses de vida (la frecuencia en la que nuestros padres nos acariciaban, etc.) determina en un alto grado cómo nos desenvolveremos posteriormente en nuestras relaciones sociales.
Goleman explica que nuestro sistema neuronal está programado para conectar con los demás, ya que el mismo diseño del cerebro nos torna sociables, al establecer un vínculo intercerebral con las personas con las que nos relacionamos. En el fondo, somos la suma de la gente que hemos conocido y de la influencia que han tenido en nosotros.
Nuestra inteligencia social se modifica en los primeros años de vida y podemos cultivarla y fortalecerla siendo adultos, empleando las herramientas adecuadas. Sin saberlo, a través de las Constelaciones Familiares poco a poco fui desarrollando el arte de conectar con los demás y entrar en una relación emocional más allá de la crítica, el juicio o el miedo. La Inteligencia Social permite que las personas desarrollen la capacidad de sintonizar, de entrar y entender la realidad interior del otro.
La inteligencia social abarca dos categorías: 1- Conciencia Social (Lo que sentimos de los demás) y 2- Aptitud Social (Lo que hacemos con esa conciencia). Cada una tiene 4 habilidades para un total de 8 habilidades sociales. La conciencia social se vale de la percepción para comprender el estado interior de otra persona y la aptitud social nos permite actuar eficazmente a partir de esa comprensión profunda que nos ha llegado del otro.
La conciencia social está formada por: la Empatía primordial, la Sintonía, la Exactitud empática y la Cognición social. La aptitud social está compuesta por: la Sincronía, la Presentación social, la Influencia y el Interés por los otros.
La inteligencia social abarca dos categorías: 1- Conciencia Social (Lo que sentimos de los demás) y 2- Aptitud Social (Lo que hacemos con esa conciencia). Cada una tiene 4 habilidades para un total de 8 habilidades sociales. La conciencia social se vale de la percepción para comprender el estado interior de otra persona y la aptitud social nos permite actuar eficazmente a partir de esa comprensión profunda que nos ha llegado del otro.
La conciencia social está formada por: la Empatía primordial, la Sintonía, la Exactitud empática y la Cognición social. La aptitud social está compuesta por: la Sincronía, la Presentación social, la Influencia y el Interés por los otros.
1.Empatía primordial: es la capacidad que tenemos para detectar en los demás expresiones fugaces, que nos permiten darnos cuenta de sus emociones. Esta es una habilidad intuitiva y visceral que se expresa de una manera muy rápida y automática. El proceso empático se da en tres etapas; la primera es poder captar lo que las personas están sintiendo, para esto es necesario el contacto humano y conocer un poco sobre lenguaje no verbal, la segunda fase es sentir las emociones del otro, y la tercera es actuar en consecuencia. La empatía primordial es una cualidad de lo femenino, por lo tanto, con mucha frecuencia la apreciamos en mujeres sanas. A la vez, mejora con el paso de los años, como si el tiempo vivido la perfeccionara.
2. Sintonía: es un tipo de atención total y sostenida que favorece las buenas relaciones. Las personas que tienen esta habilidad, dejan de lado sus preocupaciones y asuntos personales para poner toda la atención en el otro, escuchándolo de manera ateta y total. Más que el tiempo compartido, aquí de lo que se trata es de poder estar completamente disponibles y centrados en el otro, sin interrupciones internas o externas. Esta habilidad es frecuente en directivos, maestros, terapeutas y lideres.
3. Exactitud empática: si la empatía primordial se trata de nuestra capacidad de captar instantáneamente lo que el otro piensa o siente, la exactitud empática se refiere a la comprensión de lo que subyace a estos pensamientos y sentimientos. Esta habilidad distingue a los negociadores más exitosos, los políticos más votados, los vendedores más productivos y los terapeutas más perspicaces. A la vez, esta característica está presente en las parejas que forman los matrimonios más exitosos, especialmente en los primeros años. De igual modo, la ausencia de esta habilidad es lo que permite que alguien sepa que el otro está mal, pero no tenga la menor idea de lo que le ocurre.
4. Cognición social: implica el conocimiento del funcionamiento de las leyes que rigen el mundo social, sus normas y las variaciones que ocurren en diferentes momentos. La comprensión que podemos tener sobre el mundo social se basa en nuestra forma de pensar, de nuestras creencias y de lo que nuestra conciencia familiar nos haya ensenado sobre las normas y reglas sociales que rigen las relaciones. Este conocimiento tiene más peso a la hora de mezclarnos con personas distintas a nosotros.
5. Sincronía: es el fundamento de las demás aptitudes sociales. Cuando se da sincronía se logra una danza no verbal con las personas con quienes nos relacionamos. Su ausencia en cambio, obstaculiza nuestra competencia social y nuestras interacciones. La lectura instantánea de los indicios no verbales es de rigor para que se establezca la sincronía. Aquí entran en juego muchos sutiles detalles, desde sonreír o asentir en el momento adecuado, hasta interrumpir el contacto visual o alejarnos para orientar adecuadamente el curso del mensaje.
La disemia es una dificultad de la sincronía que nos caracteriza con una incapacidad para interpretar adecuadamente las señales y signos no verbales. De este modo, se dificultan las relaciones y la respuesta asertiva. Un caso común es el de las personas que no se dan cuenta cuando una conversación llega a su fin, y continúan hablando e importunando a sus interlocutores que evitaran los encuentros en el futuro.
6. Presentación social: las estrellas de cine son artistas en este arte de presentarse a si mismos frente a los otros. De este modo, muestran en cada ocasión el mensaje o impresión que requieren transmitir para lograr sus objetivos. Esta habilidad tiene una estrecha relación con el carisma o capacidad de despertar en los demás las emociones que experimenta la propia persona, y arrastrarles en esas emociones. Estas personas tienen un savoir faire que les hace lucir muy seguros y diestros. Así, saben moverse en cualquier situación con mucha gracia y naturalidad. Los vendedores, diplomáticos, políticos, personal de servicio al cliente y otras personas de éxito muestran esta habilidad de un modo empático.
7. Influencia: es el buen uso del tacto y el auto-control a fin de que la influencia ejerza un efecto positivo o constructivo. La expresión personal se regula para que lo que se transmita logre fácilmente el resultado social deseado. Estas personas lucen amables, fiables y con autoridad. Los policías de transito de la ciudad de nueva york son los que presentan una la tasa mas baja de incidentes que desencadenan actitudes violentas. Ellos son entrenados en el modo que el cuerpo responde frente a un desacato de autoridad, y su conducta profesional se muestra con tranquilidad pero con firmeza. Aprenden a no responder de forma instintiva a las provocaciones que podrían desembocar en una reacción en cadena.
8. Interés por los otros: es el filtro de las habilidades sociales, ya que toca los límites con la dimensión espiritual. El interés autentico por los demás muestra nuestra capacidad de servir a los otros desde nuestro lugar. En esta habilidad fracasan las personas manipuladoras y controladoras, aunque tengan otras habilidades sociales. La ayuda sana es la suma de empatía e interés por los otros.
Extracto de la charla del mes en Thesaurus. Basada en el libro “Inteligencia social; la nueva ciencia para mejorar las relaciones humanas” de Daniel Goleman, Psicólogo norteamericano, investigador y profesor de la Universidad de Harvard
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