domingo, 22 de abril de 2012

Bendecir nos re-enfoca en lo bueno.


Exponernos frente al otro para que nos sirva de espejo y nos refleje aquellas áreas de nosotros mismos que no podemos mirar, es una maravillosa oportunidad para ver nuestras sombra.  Debemos confiar en que cada verdad incómoda que enfrentamos, crea una abertura mayor a las cosas que estamos buscando que lleguen a nuestras vidas.

La primera vez que hice este ejercicio les pedí a mi madre y a mis hijos que me apoyaran. Les entregue unas hojas para que se expresaran por escrito, de modo que tuviera menos oportunidad para olvidar o hacer una interpretación libre. De no haber estado presente, podría haber pensado que los cuatro se pusieron de acuerdo, ya que me veían de modo muy similar.

Nuestras virtudes y nuestros defectos son dos caras de una misma moneda. Lo que les gustaría que fuera diferente, solo mostraba el aspecto negativo (en desbalance) de aquello que les gusta en mi. Por ejemplo, me expresaron que es difícil relacionarse conmigo cuando me muestro psicorígida, perfeccionista y exigente, y que admiran que soy inteligente, creativa y organizada.  

La esencia es una porque es completa, sin embargo, ponemos una atención excesiva en los aspectos negativos. Es por eso que nos enojamos con la gente que nos muestra lo que hemos querido esconder, rechazar, ignorar y negar de nosotros mismos. Todo lo que se excluye o separa nos produce un gran dolor y vacío. La única vía para una vida plena es estar completos, con nuestra luz y nuestra sombra.

A donde va nuestro pensamiento, va nuestra energía. Este ejercicio nos brinda la oportunidad de re-enfocarnos en sintonía con el espíritu. Cuando nos movemos en el espíritu sentimos ligereza y bienestar. Cualquier dolor o malestar me muestra un aspecto no integrado de mí. Auto-observarnos disminuye la oportunidad para la distracción de la consciencia.

Las situaciones y relaciones que nos molestan son bendiciones disfrazadas. Agradecer lo que se presenta como difícil nos reconecta con esta realidad, abriéndonos a la oportunidad de sanar, y estar despiertos y receptivos para reconocer la divinidad que vive en el interior de todos. Todos somos parte de la misma Unidad, cada vez que bendecimos, especialmente lo que nos cuesta ver como bueno, multiplicamos el efecto de la bendición.

Ejercicio:

Elige a una persona con la que tengas un desafío de crecimiento. Colócate en su posición y escribe en una hoja de papel lo que esta persona podría querer decirte acerca de lo que admira, honra, respeta y/o ama de ti. De igual forma, lo que le gustaría que cambiaras o fuera diferente. Si te sientes con la fuerza o el valor, es recomendable que lo hagas con la persona en cuestión.

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