Una gran
cantidad de personas se confunden al encontrar mucha basura, a medida que avanzan
en su camino espiritual. La razón es que cuanto más hacemos, más cosas surgen. Ver
nuestra basura, todo aquello que contamina nuestra conexión espiritual, es
doloroso pero también necesario para nuestro proceso. Crecer duele.
La energía no
discrimina. Sirve para todo y todos sin distinción, para ella no hay bueno ni
malo. Utilizarla es nuestra responsabilidad personal. De modo que, cuando nos
exponemos a la intensidad de la frecuencia espiritual sin purificarnos, también
nuestros defectos se fortalecen.
Limpiar
nuestra basura requiere que la miremos, la coloquemos en un lugar apropiado y
hagamos algo con ella. Limpiar basura requiere humildad, y muchas veces la vida
espiritual genera un peligroso orgullo en un ego no observado. Este proceso es
un trabajo tedioso, en ocasiones doloroso, pero completamente necesario para
nuestro proceso espiritual.
La cercanía
con el Espíritu revela nuestra pequeñez e ignorancia, y solo podemos seguir
avanzando si somos humildes y reconocemos no solo nuestra grandeza, pero
también la de los demás. El cansancio llega del agotamiento que nos produce
resistirnos a “lo que es”. Tenemos la ilusión de que no tendremos más trabajo,
porque ya lo estamos haciendo bien.
Luego de
iniciar el camino en el espíritu, algunas personas pueden devolverse a lo que
parece conocido o seguro, creyendo ingenuamente que podrán seguir como si nada
hubiera ocurrido. Esto es ignorancia y además supone un gran peligro. Así como
un niño que desconoce el poder del fuego, se quema, la exposición al fuego del espíritu
nos marca con unas huellas, que no pueden esconderse.
A medida que
maduramos espiritualmente, nos vamos reconociendo como chispas divinas, y
comprendemos que los movimientos del Espíritu son inacabados. Nos hacemos
conscientes de que la creación sirve incesantemente igual que su Creador.
Cuanto más aprendemos, más específicos nos tornamos. Cuanto más hacemos, más
cosas surgen. Algunos llaman a esto la “divina insatisfacción”.
La vida
siempre va hacia adelante…nada termina…A medida que avanzamos en nuestra
travesía, profundizamos más en los
detalles. Si continuamos puliéndonos (sacando las impurezas), podremos mostrar
el diamante que somos. Es necesaria la auto-observación consciente y
re-enfocarnos de forma continua. Todo se mueve constantemente y si nos
descuidamos, podemos perder nuevamente el camino. Sacar nuestra basura interior
nos asegura que la energía solo aumentará lo bueno.
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