No voy a desdeñar el presente por un misterioso porvenir.
Lo que vendrá, vendrá y lo acepto. Dejaré de afirmar que mi realización está en
el futuro. Es ahora cuando debo realizarme, hacer fructificar mis
potencialidades. Seré lo que soy y no lo que los otros quieren que sea. Lo que
no soy, nunca lo seré. Lo que en verdad soy, lo seré siempre.
No guiaré mis acciones por miedo a castigos infernales o
por codicia de premios celestiales. Si Dios no está aquí, no está en ninguna
parte. Si yo no estoy aquí, no estoy en ninguna parte. Si hay un más allá, no
necesito saberlo ahora. Cuando venga lo que tiene que venir, si es algo, nada
me impedirá saberlo. Si es nada, yo también seré nada. ¿Por qué entonces
angustiarme?
Aceptaré las leyes proclamadas por la colectividad, pero
en mi mente y en mi corazón permaneceré libre de pensar y amar lo que desee.
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