miércoles, 30 de enero de 2013

La importancia de la comunicación.


Un sultán soñó que había perdido todos sus dientes. Al despertar, mandó avisar a un sabio para que interpretase tan inquietante sueño.

-¡Qué desgracia, mi Señor!- exclamó el sabio-. Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

-¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa?¡Fuera de aquí! ¡Castigadle!- gritó enfurecido el monarca.

Más tarde, decidió consultar a otro sabio, al que volvió a contar lo que había soñado. Éste, después de escucharle con atención, le dijo:

-¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos tus pacientes. El semblante del sultán se iluminó con una gran sonrisa y ordenó que dieran cien monedas de oro al sabio.

Cuando éste salía de palacio, uno de los cortesanos se dirigió a él admirado:

-¡No es posible! La interpretación que habéis hecho del sueño es la misma que la del primer sabio. No entiendo por qué a él se le pagó con un castigo terrible y a ti con cien monedas de oro.

El segundo sabio respondió:

-Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, a menudo, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir. Pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, con toda certeza, será aceptada con agrado.

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra.

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