domingo, 20 de enero de 2013

La potencia de la oración.

 

Hace 800 años, un hombre que vivía en un pueblecito cerca de Florencia llamado Asís, renunció a todas sus posesiones. Francesco, era su nombre. Él es el autor de una de las oraciones más conocidas de la tierra, que mantiene enfocados en la luz a quienes desean servir. Sin importar la religión a la que pertenezcamos, esta oración muestra una vía para ser espirituales o ser mejores cada día. La oración dice:
Señor, hazme Instrumento de Tu paz.
Donde haya odio, siembre yo amor;
Donde haya injuria, perdón;
Donde haya duda, Fe;
Donde haya desaliento, esperanza;
Donde haya oscuridad, luz;
Y donde haya tristeza, alegría.
Oh Divino Maestro,
Haz que no busque ser consolado sino consolar;
Que no busque ser comprendido sino comprender;
Que no busque ser amado sino amar;
Porque dando es como recibimos;
Perdonando es como Tú nos perdonas;
Y muriendo en Ti es como nacemos en Vida Eterna.
Las 7 primeras frases muestran la vía:
1-Oh, señor has de mi un instrumento de tu paz.
Si ves alguna cosa errada, procura que tus palabras y tus acciones provengan de tu amor. La mejor forma de corregir a otros es por vía del ejemplo. Solo es posible ayudar desde nuestro lugar. ¡No critiques! La crítica hiere, y a nadie le gusta ser herido. Respeta las diferencias, no te dejes llevar por otros y se leal a los ausentes. Mira a los demás completos y capaces de sostener lo suyo. Creer en los demás, provoca cambios en ellos. Piensa en el día de hoy, busca al menos 3 ocasiones en que fuiste un instrumento de paz para otros o para ti misma.
2- Donde haya odio, siembre yo amor.
En el libro “El poder contra la fuerza”, el doctor en psiquiatría David Hawkins nos habla de que el ser humano no ha evolucionado lo que debería porque cada vez que hay una disputa o una expresión de odio lo que hacemos es sumarnos al odio. Eso solo es posible desde la buena conciencia que nos permite dejar de ver al otro y separarnos. Se dice que cuando Jesús, Buda, Sai Baba y la madre Teresa llegaban a un lugar, la sola presencia hacia que la gente se enfocara en el bien mayor. Haz que tu presencia lleve amor a los lugares donde llegas y a las personas con quienes te relacionas.
3- Donde haya injuria, perdón.
Una de las cosas más difíciles es dar amor a aquello que nos resulta difícil. A veces, la dificultad mayor es identificar concientemente la herida que hemos sufrido. Perdonar es un camino de sanación donde dejamos marchar la dureza que teníamos hacia una persona y nos permite estar disponibles en amor para nuevas relaciones. Cuando perdonamos, reconocemos el valor intrínseco del otro sin eximirlo de responsabilidad.
4- Donde haya duda, Fe.
 
La vida es un misterio que nunca descifraremos. La función de la fe, es permitirnos seguir adelante aunque no podamos explicar claramente lo que creemos. Tener fe es creer sin condiciones. La duda viene de la identificación con la materia. La vida no se puede reducir a creer solamente en las cosas que entendemos. La fe es la que nos permite no poner atención a las limitaciones. Por ella nos entregamos entera y libremente a Dios, y le ofrecemos nuestro entendimiento y voluntad, para asentir libremente a lo que Él revela. Rabindranath Tagore dijo que la fe es el canto del pájaro cantor antes del amanecer. La clave es alabar y agradecer antes del amanecer.
 
5- Donde haya desaliento, esperanza.
La esperanza es el recurso final que aparece cuando el panorama es oscuro, y pensamos que no hay nada más que hacer. Cuando nos sentimos acorralados por fuerzas superiores a las nuestras, la esperanza surge para ayudarnos a continuar hacia adelante. Es un detonante que despierta en nosotros al guerrero. La esperanza da sentido a la vida. Nos movemos y actuamos porque tenemos la esperanza de hacer realidad un sueño. Así, nos ayuda a enfrentar momentos de la vida en que la dificultad nos lanza a un sin sentido. La esperanza es ese lugar tranquilo en nuestro interior donde nos mantenemos unidos íntimamente a la fuente a pesar de cualquier circunstancia, allí es donde ocurren los milagros.
6- Donde haya oscuridad, luz.
 
La luz Ilumina los caminos de la vida y gracias a ella podemos ver, y orientarnos para recorrerlos. Sin embargo, toda luz terrestre es amenazada por las tinieblas y termina por ser ahogada en ellas. La energía llega rápida o lenta, potente o débil, y la rápida y potente desplaza a la energía lenta y débil. Ralph Waldo Emerson decía: no hay objeto tan feo que la luz no pueda hacer bonito. Una habitación a oscuras tiene energía lenta y débil, pero al llegar la luz, su energía rápida y potente desplaza a la oscuridad. Cada uno de nosotros está librando la batalla con sus propias tinieblas, para regresar a la luz que le dio origen. Las tinieblas humanas no se despejan con la luz del exterior. Cristo dijo: "Yo soy la luz del mundo".
 
7- Y donde haya tristeza, alegría.
 
Dice Alphonse Karr que el corazón necesita llenarse de alegrías o de tristezas y que unas y otras lo alimentan porque lo que no puede soportar el corazón es el vacío. La ira, la ansiedad, la culpa, la intolerancia, los temores y el odio son los mayores causantes de infelicidad y tristeza. En cambio, la felicidad nos llega de ser auténticos, valorar a la gente que tenemos a nuestro alrededor, ser generosos, tener un proyecto de vida, disfrutar lo que tenemos y lo que somos, y ponerlo al servicio de los demás. A lo largo de mi vida, me he encontrado con mucha gente que ha traído a mi vida alegría. Cada vez que agradezco la alegría que me dieron, esa alegría se re-activa.

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