El 21 de Enero, en República Dominicana celebramos el día
de nuestra protectora: la Virgen de la Altagracia. Su santuario situado en la antigua “Isla
Española” en Villa Higüey es el primero que se construyó
en América. Fue también en nuestras tierras donde se colocó la primera cruz, se
celebró la primera misa, se rezó el primer avemaría y se llevó la fe al resto de América.
La devoción a la Señora de la Altagracia tuvo sus
inicios en un santuario de paja. Don Simón de
Bolívar, antecesor del Libertador, al ver los numerosos milagros que se atribuían
a esta Virgen, y la creciente devoción de la gente, pidió ayuda al Rey para
terminar la iglesia. Al inicio, su fiesta se celebraba el 15
de Agosto.
Según los historiadores, en enero de 1689 Francia intentó tomar
control de la española, y los nativos se opusieron dando lugar a la histórica batalla de Sabana Real de la
Limonade, en la que pereció el gobernador francés Cussy. Las tropas procedentes
del Este de la isla elevaron sus plegarias a Nuestra Señora de la Altagracia la
víspera del combate, y le ofrecieron el triunfo. La fiesta se celebró el 21 de enero, y desde entonces se estableció como costumbre por generaciones hasta nuestros
días.
La Virgen de la Altagracia fue
designada la “protectora” del pueblo dominicano. La devoción que se inició durante
el período colonial, fue extendiéndose a otras regiones de América. Los
viajeros que se trasladaban desde el "puerto del Higüey" (Boca de
Yuma) por el Canal de la Mona a otras islas, acudían al santuario de la Virgen
de la Altagracia para pedir la protección contra los peligros del mar, y los
piratas que frecuentaban estos mares.
En el
inicio del siglo 20, Monseñor Arturo de Meriño, Arzobispo de Santo Domingo,
pidió a la Santa Sede la concesión de oficio Divino y misa propia para la
Virgen de la Altagracia. Además, pidió que la festividad se fijara el 21 de
enero porque el 15 de agosto la Iglesia Católica celebra el misterio de la
asunción de la Virgen a los cielos. El pedimento fue aprobado. El 21 de enero
fue declarado oficialmente día no laborable y de fiesta nacional en todo el
territorio nacional durante el gobierno de Horacio Vásquez.
La
Virgen de la Altagracia ha sido coronada dos veces; el 15 de agosto de 1922, en
el pontificado de Pío Xl, y el 25 de enero de 1979 cuando el Papa Juan Pablo II
le colocó una diadema que le trajo de regalo. Hoy, la casa de la Gran Madre,
Nuestra Señora
de la Altagracia es
visitada por miles de feligreses que van en romerías desde los más apartados
confines de la isla a ofrendarle honores y a pedir su protección.
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