jueves, 17 de enero de 2013

Soñar con la muerte.

 

“El sueño es una puerta estrecha, disimulada en lo que tiene el alma de más oscuro y de más íntimo; se abre sobre la noche original y cósmica que preformaba el alma mucho antes de que existiera la conciencia del Yo, y que la perpetuara hasta mucho más allá de lo que pueda alcanzar la conciencia individual.”

Carl G. Jung

Hace unos días, soñé que una amiga moría. Desperté con taquicardia y ansiedad. No recuerdo una vez anterior a esa en que me haya impresionado tanto en un sueño. La noche anterior, habíamos hecho un ritual frente al abuelo fuego en el que nos despedíamos de los dolores que se esconden en algunos rincones del corazón.

Éramos seis mujeres sentadas alrededor del fuego tomando una copa de oporto. De pronto, la amiga con la que soñé empezó a contar una tragedia familiar en la que perdió a su cuñado y a su sobrino. Mientras los recuerdos llegaban, sus lágrimas corrían por sus mejillas al contactar el dolor de su familia -y el suyo propio- por tan triste pérdida.

Su relato abrió el espacio para que cada una contactara sus propios muertos, mientras los “Apus”, espíritu de la montaña nos sostenían con su colosal fuerza. Al otro día, recibimos una llamada en que nos avisaban que el padre de otra amiga había hecho su cambio hacia el espíritu.

Estoy segura que mi sueño fue la “transmisión de prueba” de mi inconsciente, para empezar a experimentar un cambio grande e irreversible. La existencia se trata de una danza entre la vida y la muerte. Cada paso de avance conlleva una despedida, y hacerlo sin dolor es el signo de que estamos conscientes y asumimos el precio.

El otro escenario es oponernos a avanzar. Así, mantenemos la infantil ilusión de no perder nada. Al cabo de un tiempo, lo que queremos conservar nos hace sufrir. ¡La bendición es nueva en cada día! Pretender mantener la bendición de ayer con nosotros, es vivir con la muerte en vez de la vida.

El pasado y el futuro son muerte, solo viviendo en el hoy tenemos vida.

¿Se pueden interpretar los sueños?

Sólo la persona que sueña puede interpretar sus propios sueños, porque éstos están escritos en el lenguaje de su propio inconsciente. Hay símbolos de carácter universal que corresponden a arquetipos que compartimos en el inconsciente colectivo, pero aún así, hay que abstenerse de interpretar el sueño de otra persona, para no caer en la toma de poder sobre la misma. Cuando interpretamos cualquier símbolo, siempre debemos ser muy positivos, puesto que nos afectará en la medida de cómo lo interpretemos.

¿Qué podemos hacer con los sueños?

Es muy importante aplicar las enseñanzas recibidas en los sueños a la vida diurna ya que cualquier enseñanza no se convierte en operativa hasta que es aplicada. Recordemos que cada sueño es una carta escrita a uno mismo que contiene un valioso mensaje. Sería una pena dejar esta carta sin abrir.

¿Y si el sueño viene en formato pesadilla?

Cualquier mensaje que nos llegue desde el inconsciente siempre es para bien…Las pesadillas son mensajes del inconsciente que te dice: “hay aspectos de tu persona real que no te atreves a vivir y que ves como angustiosas monstruosidades. Aprovecho que estás dormido para inquietarte, despertar tu curiosidad, llamarte, rogarte, perseguirte para que por fin entres en mi reino, que es el de tu verdadera y maravillosa esencia. Cesa de temer, hazme frente. Pregúntame: ¿qué me quieres decir con este sueño?

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