Durante un paseo por un paisaje nevado
el discípulo pregunta al maestro:
– “Maestro, los tejados están blancos,
¿cuándo dejarán de estarlo?”
El maestro tarda en contestar. Se
concentra y al fin le dice con voz áspera:
–
“¡Cuando los tejados están blancos, están blancos; cuando no están blancos, no
están blancos!”
Una historia zen, que Alejandro
Jodorowsky repite con frecuencia. La explica en el siguiente comentario que
podemos leer en la sabiduría de los cuentos:
“Lo importante es aceptarse uno mismo. Si mi condición presente me
produce malestar es señal de que la rechazo. Entonces, más o menos
conscientemente, trato de ser distinto del que soy, en definitiva, no soy yo.
Si, por el contrario, acepto plenamente mi estado de este momento, estoy en
paz. No me lamento por creer que debería ser más santo, más bello, más puro de
lo que soy aquí y ahora. Cuando soy blanco, soy blanco, cuando soy oscuro, soy
oscuro, y punto. Ello no impide que trabaje en mí, que trate de ser un
instrumento mejor; esta aceptación de uno mismo no limita las aspiraciones,
sino que las sustenta. Porque sólo puedo avanzar a partir lo que soy
realmente”.
Alejandro Jodorowsky
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