Hace un tiempo que el 1ero de noviembre celebramos el día de
todos los santos, pero no siempre fue así… Antes, este día se dedicaba a
nuestros muertos, nuestros antepasados, amigos y personas significativas que
sin estar físicamente, siguen vivos en nuestro amor, y son parte de nuestras
vidas.
Anoche, después que los estudiantes de Vida y Arquetipos se marcharon, encendí
velas para honrar a mis antepasados, y a mis demás muertos, quemé incienso de
cedro para recordar las antiguas ceremonias druídicas, entré en mi silencio
interior hasta oír el murmullo de los ancestros, los nombré uno a uno, les conté
en que ando con mi "vida", y les ofrecí una plegaria.
Esta noche continuaré la magia, y en la mañana del día 2 llevaré flores
al parque memorial donde descansan los cuerpos de dos grandes amores: mi padre Héctor Pereyra y mi
gran amigo Rubén Gómez.
Nos vemos en la Luz!
No hay comentarios:
Publicar un comentario